Entre ellos están el arzobispo de Aparecida, Brasil, Raymundo Damasceno Assis; el arzobispo español José Manuel Estepa Llaurens; el arzobispo emérito de Quito, Ecuador, Raúl Eduardo Vela Chiriboga; y el actual delegado del Papa para los Legionarios de Cristo, Velasio de Paolis.

También están en la lista el arzobispo de Washington, Donald William Wuerl y el prefecto del Tribunal de la Signatura Apostólica, el norteamericano Raymond Leo Burke.


 
Casi la mitad, diez de ellos, son italianos. En total hay 15 europeos, cuatro africanos, dos americanos, dos de América Latina y uno de Asia.

 

Entre los nuevos purpurados se encuentran también el egipcio Antonios Naguib, patriarca de Alejandría de los coptos, y el arzobispo de Varsovia, en Polonia, Kazimierz Nycz.

 

El Papa ha nombrado cardenales a altos cargos vaticanos como el prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos Angelo Amato y el prefecto del Pontificio Consejo para la Cultura, el arzobispo Gianfranco Ravasi.

 

De los nombrados, cuatro tienen más de 80 años y por lo tanto no podrán participar en un cónclave. Se trata de los obispos italianos Elio Sgreccia y Domenico Bartolucci, el obispo alemán Walter Brandmuller y el español José Manuel Estepa Llaurens.

 

Cuando se celebre el consistorio habrá 122 cardenales electores. A día de hoy hay 60 cardenales nombrados por Benedicto XVI, 50 electores y 10 eméritos.

 

Éste es el tercer consistorio que celebra Benedicto XVI. El último se celebró en noviembre de 2007, y en él creó 23 nuevos cardenales.

 

Los nuevos cardenales recibirán la birreta roja de manos del Papa el 20 de noviembre. Al día siguiente recibirán el anillo cardenalicio en una solemne ceremonia en la Basílica de San Pedro.

 

Sólo a partir de entonces podrán entrar en un eventual cónclave.



Según la Universi Dominici Gregis, la ley que fija las reglas de la elección papal, en el cónclave sólo pueden participar 120 cardenales. Por eso, cuando un cardenal cumple 80 años, pierde su derecho a votar en la Capilla Sixtina.

 

Los cardenales o príncipes de la Iglesia son fácilmente identificables por el color escarlata de sus vestiduras, tanto la sotana como la birreta y el solideo. El color simboliza que están dispuestos a derramar su sangre para defender la fe.

 

Como funciones específicas, los cardenales participan en los organismos de decisión del Vaticano, intervienen en consistorios para estudiar importantes asuntos de la Iglesia y en los cónclaves para elegir al nuevo Papa.

 

Habitualmente el nuevo Papa es uno de los cardenales, aunque técnicamente podría ser elegido cualquier hombre católico que no esté casado.