San Canuto IV de Dinamarca, rey y mártir. 19 de enero y 10 de julio.

Fue hijo ilegítimo de Sweyn Ulfsson, rey de Dinamarca, quien tuvo una esposa llamada Gunnhilda y varias concubinas, una de ellas fue la madre de nuestro santo. Además, el rey tuvo otros tres hijos. Uno también llamado Canuto, que murió pequeño, otro llamado Harald Hein, y por último, siguiendo a San Canuto nació su único hijo en el matrimonio, llamado Sweyn.

Swen designó a nuestro Canuto como sucesor, a pesar de no ser el mayor ni legítimo, pues lo consideró el mejor preparado para reinar. Así, en 1076, cuando el rey Swen murió, Canuto debía reinar, pero los tres hermanos se enfrentaron entre sí. Harald, que tenía el apoyo de los nobles más importantes de Dinamarca se hizo con el trono, dando a Canuto el gobierno del condado de Zealand, además de lograr del Consejo Real que Canuto sería su sucesor en la corona danesa, en caso de sobrevivirle. Mientras tanto se dedicó a la piratería por el Báltico, saqueando los poblados costeros. Harald falleció en 1080, con alegría de muchos, pues había sido un rey timorato, poco firme y descuidado, así, los daneses allanaron el trono a Canuto, aclamándole sucesor en Viborg. 

Pero no esperaban los daneses que Canuto fuera tan… pues así tan como leeremos: sabiendo que en Halland habían sido de los que menos le querían en el trono, celebró un Consejo allí ordenando que se le pagara un impuesto de procuración. Uno de los granjeros exclamó "No admitiremos ninguna extorsión ilegal del rey, obedeceremos la ley y nada más". Entonces Canuto determinó que ninguno podría entrar a sus bosques, ni siquiera los cerdos por bellotas. Este autoritarismo absurdo exaltó a los granjeros, pues la mayor parte de Halland estaba rodeada de bosques donde sus cerdos se habían alimentado siempre, sin que ningún rey reclamara nada. Pero Canuto respondió a su protesta mandando matar al granjero que se le había enfrentado.

Luego pasó a Skaney, donde reclamó un impuesto sobre toda la pesca, ya que según él, el mar también era suyo. Además, prohibió toda piratería, aunque él lo había sido, mandó matar a todos los prisioneros peligrosos, los condenados por robo y los acusados de violación. Y esto último a pesar de que él mismo incurrió en ese delito violando a la esposa de un presbítero que le había recibido y alimentado con generosidad. Y para más humillación, le ofreció un anillo de oro en "reparación" del mal que les había hecho.

Canuto se casó con Adelheid, hija de Baldwin de Flandes, con quien tuvo un hijo, el Beato Carlos "el Bueno" (2 de marzo), quien realmente sí que fue bueno. Tuvo Canuto varios hermanos por parte de madre, Erick, al que nombró conde de Zealand, y Benedicto, al que siempre mantuvo cerca como amigo y consejero. A su medio hermano, Olaf, que tenía su misma edad, siempre le tuvo cierta ojeriza y no se fiaba de él. Y aprovechó en cuanto pudo para alejarle: Cuando varios nobles quisieron protestar por los desmanes del rey, comisionaron a Olaf, para que llevara sus quejas a Canuto. Este se negó a escucharle y, además, mandó apresar a su hermano y lo envió a su suegro Balduino de Flandes, para que lo mantuvieran prisionero, aunque le mandó liberar pronto.

Todos estos desmanes e injusticias hicieron que los jefes de varias regiones temieran o vivieran enfadados con el rey. Por eso, Thord Skori y Tolar Verpill, dos de los jefes de Jutlandia, convocaron una reunión secreta en Randers, donde los nobles acordaron detener aquello. Mientras tanto Canuto seguía por todo el país inconsciente de la hostilidad que sus exacciones habían provocado, y del peligro que lo amenazaba. Tuvo la primera reacción cuando anunció que iba a entrar en Randes y los mensajeros enviados fueron regresaron con escudos atravesados por flechas, como señal de advertencia. Envió tropas a Randers para acabar con los insurgentes mientras él avanzaba a Fyen. Pero apenas se movió de su castillo, una turba de siervos lo asaltó e incendió, dejándole impresionado. Se refugió en Odense, luego de enviar a su mujer y a su hijo a Flandes, con la encomienda de que su suegro le mandara refuerzos.

El ejército formado contra el rey, comandado por el conde Asbjorn, marchó rápidamente sobre Odense, donde llegó el 8 de julio de 1086. El día 10 el rey escuchó misa muy temprano, y al término de la misma supo que sus enemigos habían cruzado el río y estaban a las puertas de la ciudad. Sus hermanos Benedicto y Eric le alentaron a que huyera disfrazado, pero Canuto manifestó que sería mejor entregarse él y así salvar las vidas de sus hermanos y sus fieles caballeros. Pero estos se negaron, y formaron un círculo para defenderle. Entonces Canuto hizo lo que tal vez debió haber hecho antes, y ante el altar, lloró humildemente sus pecados, pidiendo perdón a Dios y confesándose. Luego mandó al sacerdote que había cantado la misa, que ofreciera oraciones por los que ese día iban a morir. Luego, sorprendentemente, tomó un salterio y comenzó a cantar salmos y cánticos.

Los rebeldes atacaron la iglesia con piedras, mientras gritaban: "¡Ahora, rey, te devolveremos los robos que has cometido!", "¡Esta por el buey que te llevaste!","¡Esta por la vaca que robaste!", "Esta por el caballo del que me despojaste". Las piedras, ya encendidas con pez, rompieron los vidrios de la iglesia, causando muerte a algunos. Canuto y sus seguidores se refugiaron en el coro hasta que los rebeldes entraron a la iglesia, convirtiéndola en un campo de batalla. Una piedra golpeó el rostro de Canuto, que limpió la sangre con parsimonia y continuó con el salterio en la mano. De ambos bandos hubo muchas bajas, por lo que se hizo una tregua. 

Uno de los conspiradores, llamado Eyvind, pidió a Benedicto que le permitiera hablar con el rey, pero este le respondió "no te acercarás al rey porque tú eres el más traicionero de los hombres". Pero Canuto intervino y dijo que le dejara acercarse, así tal vez podría hacerse la paz. Pero era una trampa, apenas se acercó, Eyvind sacó una espada que tenía escondida y atravesó al rey con ella, dejándolo muerto ante el altar. Pero el mismo terminó asesinado por Palm, cuñado de San Canuto. El asesinato del rey desató otra batalla, que terminó con la muerte de Benedicto, luego de la cual los rebeldes pidieron una tregua y llegaron a un acuerdo. Los otros hermanos del rey, Olaf, Sweyn y Erick sobrevivieron.

Canuto y Benedicto fueron enterrados en Odense. Olaf, el cuarto hijo de Sweyn Ulfsson, asumió el trono de Dinamarca. Al año siguiente estaba en Fyen, cuando un presbítero pidió audiencia y le informó que muchos habían visto una luz maravillosa sobre la tumba de su hermano Canuto, y que allí se habían logrado algunos milagros. Olaf respondió que demasiado conocía a su hermano como para creer que era un santo. Además, amenazó al sacerdote con matarle si repetía aquella historia. El presbítero calló, y nadie osaba evocar la memoria de Canuto durante el reinado de Olaf. Pero sin embargo, en 1095 Erick subió al trono de Dinamarca y prestó oídos al rumor popular que decía que Dinamarca había sido castigada con la hambruna durante el reinado de Olaf por el asesinato de Canuto. Los peregrinos acudían a la tumba del rey Canuto, y nadie recordaba ya sus desmanes, a la par que la historia sobre su arrepentimiento y su muerte frente al altar se iba haciendo cada vez más romántica y piadosa. 

Cuando ya el pueblo le veneraba como santo, Erick envió una delegación a Roma para pedirle que pudiera que Canuto fuera formalmente canonizado. Hábilmente se envió información sobre los milagros que supuestamente habrían ocurrido en la tumba del rey; pero se obvió gravemente todo en cuanto el carácter y el gobierno de Canuto. Sorprendentemente, el papa Pascual II emitió la Bula de canonización en 1100, llamándolo mártir. Sus reliquias aún se veneran en la catedral de Odense.

Varias "vitae" se escribieron pronto, edulcorando la vida del santo, borrando todas sus injusticias y pecados personales y dotándole de virtudes y acciones benéficas. Sin embargo, conocemos la "Saga de Knytlinge", que narra las cosas tal cual, como dice Butler "sin exagerar ni sus virtudes ni sus vicios".


-"Vidas de los Santos". Tomo I. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD.

A 19 de enero además se celebra a
San Dionisio, papa carmelita.
San Launomer de Corbion, abad.