Santa Emma de Gurk, viuda y fundadora. 29 de junio.

Nació sobre 983, en la noble familia condal Friesach-Zeltschach, parientes de San Enrique Emperador (13 de julio), en cuya corte creció, llamando la atención por su caridad, prudencia y piedad. De su infancia se cuentan leyendas como que por el olfato podía saber donde estaban celebrando misa y si ya había sido consagrada la Hostia. En 1010 se casó con el piadoso conde Guillermo de Sann, y tuvieron dos hijos, Guillermo y Hartwig. Ambos esposos eran piadosos y amantes de la caridad con los pobres. Construyeron y embellecieron varias iglesias, fundando canonjías y hospitales en algunas de ellas.

Sus hijos estaban a cargo de unas minas de plata y hierro que la familia tenía, pero no eran buenos administradores, y sus malas acciones provocaron una revuelta de los siervos, que asesinaron a ambos jóvenes. Por contrición de aquel pecado hacia sus hijos y por los pecados de sus hijos, Emma emprendió una peregrinación a Roma. En 1036 su marido también fue asesinado por orden del conde Adalbero de Eppenstein, por meras razones políticas. Sin embargo, una leyenda surgió diciendo que había sido asesinado a la vuelta de dicha peregrinación romana. Guillermo había pedido refugio a un agricultor, que, viendo sus ropas ajadas por el viaje, le mandó a dormir al establo. Esa misma noche el conde murió por agotamiento, y por la mañana el agricultor y un guarda de bosques hallaron el cuerpo, revisaron las ropas y vieron su sello. Avisaron a Emma, y esta, como no habían elegido aún donde situar el panteón familiar, subió el cuerpo a un carro tirado por bueyes y donde estos se detuvieron por tercera vez, allí fue sepultado. En 1043 Emma mandó hacer una bellísima capilla sobre el sitio de la tumba plantando tres árboles, como recuerdo a su marido y sus hijos. La tradición quiere que los árboles que allí hay son los mismos que plantó la santa.

Ya viuda y sin hijos a los que dar herencia, Emma se consagró enteramente a la caridad. Todas sus posesiones las donó al obispado de Salzburg, que construyó varios monasterios y hospicios con la inmensa fortuna. Fundó una hermosa abadía benedictina en Gurk, que fue consagrada en 1043. Una leyenda cuenta que mientras se construía la iglesia, algunos trabajadores se quejaron de que no se les daba un salario justo. Entonces Emma puso ante ellos una bolsa de oro, de la que cada cual podía tomar lo que considerara correcto, según el trabajo realizado. Pero he aquí que a aquellos que tomaban más de lo que les correspondía, le desaparecían las monedas de las manos, y aquellos que tomaban menos, las monedas les aumentaban ante sus ojos. En esta abadía entró Emma como religiosa el mismo día de la consagración. Allí se venera una piedra en la que la tradición local dice que Emma se sentó antes de abandonar el mundo. Es costumbre que las mujeres embarazadas se sienten allí para pedir protección para sus hijos, e igualmente se sienta a los niños pequeños pidiendo la intercesión de la santa.

Emma subió al cielo el 29 de junio de 1045, a solo dos años de su vida monástica. En 1174 sus reliquias fueron trasladadas a la catedral de Gurk. En 1228 se comenzó a anotar los milagros que ocurrían por su intercesión junto a sus veneradas reliquias. En 1287 se le beatificó formalmente. La canonización no llegó hasta 1938, luego de siglos de trámites y parálisis del proceso, por diversas causas, accidentales (en 1469 se suspendieron todos los procesos por la peste en Roma) o políticas (en 1724 fracasó por las fricciones entre Roma y Austria) En 1938 se firmó el decreto de canonización, pero la ceremonia no se llevó a cabo por la anexión de Austria a la Alemania nazi. En 1940 se hizo efectiva. Aún así, su culto continuaba en Gurk, promovido por los redentoristas desde el siglo XIX, ellos lograron la canonización y mantienen viva la devoción. Además de lo mencionado antes, se le invoca para obtener la fertilidad, pasando por la cripta, debajo de su sepultura y besando un anillo que pende de las reliquias. También se le invoca contra los males oculares.

Fuente:
"Married Saints and Blesseds: Through the Centuries". FERDINAND HOLBÖCK. Ignatius Press, 2002.

A 29 de junio además se celebra a
San Gero de Colonia, obispo.
Santas Judith y Salomé de Niederaltaich, reclusas.
Santos Pedro y Pablo, apóstoles.