Siete de cada diez adolescentes de entre 14 y 18 años ha bebido en el último mes, el 30 % hasta emborracharse, y el consumo compulsivo hasta los 16 años se ha disparado del 14 % al 37 %, lo que sitúa al alcohol como la sustancia preferida por los jóvenes, según se desprende de la encuesta del Plan Nacional Sobre Drogas 2014-2015, informa Rosalina Moreno, de La Gaceta.
 
Ante estas alarmantes cifras entidades de padres y madres Ceapa y Concapa; del sector educativo Escuelas Católicas, Fedadi y Mejora tu Escuela Pública, y de prevención FAD, Socidrogalcohol y UNAD se han movilizado para tratar de concienciar sobre este problema y combatirlo.
 
Representantes de los tres ámbitos han lanzado un manifiesto común en el que se comprometen a combatir unidos este problema que, resaltan, es de “toda la ciudadanía”, y han desgranado sus propuestas para combatir esta situación.
 
Educar en valores, ofrecer alternativas de ocio, incrementar los precios de las bebidas alcohólicas y velar por que no se vendan a los jóvenes son algunas de sus medidas para luchar contra las drogas y alcanzar el objetivo “de cero consumo de alcohol” en menores.



Según ha explicado este martes el director general de la FAD, Ignacio Calderón, en una de las ponencias, el problema radica en que España es un país “muy relacionado culturalmente con el alcohol, de fiestas constantes, buena climatología y un ocio juvenil que ha capturado la noche como un momento de socialización al margen del mundo adulto”.
 
Este equipo de trabajo, denominado Movilización Alcohol y Menores, ha informado también de que se ha pasado de un patrón de consumo “mediterráneo” a uno “nórdico”, basado en una “ingesta muy violenta e intensa en un corto periodo de tiempo”.
 
El presidente de la FAD, Ignacio Bayón, ha apostado por legislar para impedir el fácil acceso de los menores a esta sustancia, aunque no todo debe ser “una ley que prohíbe”, ya que sobre todo hay que “educar en valores” y no “criminalizar” a los adolescentes que beben alcohol.
 
Los expertos contra las drogas defienden medidas que vayan más allá de la “alarma social y vecinal” que genera en ocasiones este fenómeno. Por ejemplo, apuestan por mantener en los 18 años el límite de edad para consumir, velar por el cumplimiento de la regulación publicitaria de bebidas alcohólicas o una actitud “responsable” del sector hotelero.
 
Desde el sector de las familias, la presidenta de Ceapa, Leticia Cardenal, ha reconocido que han “fallado”, especialmente los padres, convertidos en “cómplices del daño a la salud de nuestros jóvenes”, pero ha reclamado mayor formación e información para poder explicar a los hijos las graves consecuencias derivadas del alcohol.
 
Proponen subir el precio de las bebidas, controlar exhaustivamente a los locales que las vendan y sancionar o incluso clausurar a los que las suministran a menores; también programas de trabajos en favor de la comunidad para los jóvenes reincidentes y alternativas de ocio “para que no tengan la necesidad de estar tirados en una plaza bebiendo”.
 
También reclaman potenciar el papel de las asociaciones de padres y madres de alumnos (AMPAS) para lograr el objetivo de “cero consumo de alcohol antes de los 18 años”, ha resaltado el presidente de Concapa, Pedro José Caballero.


 
En representación de los educadores, Carmen Perdices, presidenta de la Asociación Mejora tu Escuela Pública, ha destacado el papel de estos profesionales para “informar y, sobre todo, formar” a padres e hijos, fijar en los adolescentes “metas ilusionantes y positivas” como practicar deporte o voluntariado.
 
Por su parte, José María Alvira, secretario general de Escuelas Católicas, no cree que hayan fallado sólo los padres, sino “toda la sociedad”, y ha abogado por “educar en positivo” y enseñarles a “elaborar un proyecto de vida que merezca la pena”.