En España suena surrealista, pero hay quien ha lanzado una campaña contra Andrés Iniesta por una inocente foto, junto a su familia y los Reyes Magos, que colgó en su cuenta de Twitter.

La BBC se hace eco de la indignación que supuestamente habría sacudido a miles de personas -una polémica animada desde las redes sociales- por una imagen en la que el Rey Baltasar está representado por una persona con la cara pintada de negro.

El ex centrocampista del Barcelona y de la selección nacional, de 34 años, autor del histórico gol que dio a España el mundial de Suráfrica 2010, juega actualmente en el Vissel Kobe japonés, pero la desazón parece haber nacido en ámbitos anglosajones.

"¡¡Iniesta de mi vida!!": un gol para la historia y una frase de José Antonio Camacho que lo acompañará siempre.

Nick Bright, presentador de deportes de la BBC radio, afirmó: "No puedo creer que en 2019 haya todavía celebridades se rodeen de personas con la cara pintada de negro y las tuiteen. ¿Dónde están tus amigos, Iniesta? ¿Nadie te dijo 'Andrés, no creo que éste sea el único hermano'?".

Y otro periodista, Musa Okwonga, que se confiesa admirador de Iniesta, se pregunta: "¿Cómo puedes compartir vestuario y tantos trofeos con Eric Abidal y Dani Alves y no darte cuenta de que esto no está bien? Es muy desagradable".

La polémica es una mezcla de corrección política y de supina ignorancia de las costumbres españolas. Como señala Juan Manuel de Prada en un artículo publicado este domingo en XL Semanal, "los Reyes Magos, que antaño fueron personajes venerados en toda la Cristiandad, se han acabado convirtiendo en personajes específicamente españoles. Muchos países de tradición cristiana, incluso católica, arrumbaron a Melchor, Gaspar y Baltasar en el desván de los cachivaches obsoletos; pero en España (pese a que la apostasía se ha extendido tanto o más que en otros lugares, pese a que la invasión de personajes sucedáneos sin abolengo ni poesía ha sido tanto o más arrasadora) nunca dejaron los Magos de Oriente de tocar los corazones y la sensibilidad popular. Podemos ufanarnos de ser la única familia humana que todavía permanece, pese a las arremetidas del globalismo, misteriosamente fiel a los tres viajeros: a su estrella, a sus camellos, a su séquito de pajes y palafreneros, a sus ofrendas simbólicas; y de todo ello hemos hecho un poema de amor a la infancia".

En consecuencia, muchos fuera de España desconocen que cada víspera de la Epifanía, en todas las localidades del país a partir de una población no demasiado grande, Melchor, Gaspar y Baltasar recorren las calles para ser cumplimentados por los niños, a quienes lanzan caramelos desde sus carrozas. En ocasiones también visitan a los pequeños que están ingresados en los hospitales. Baltasar, siempre el favorito de los niños, es tradicionalmente de raza negra. Y, a pesar de la sobrenatural multi-ubicuidad que demuestran cada año los sabios de Oriente, no siempre hay uno que pueda serlo naturalmente. Tanto más si se trata de reuniones familiares o encuentros de amigos que también quieran ser visitados por Sus Majestades.

Confundir esa costumbre poco menos que con racismo solo se explica, aparte del desconocimiento de aquello que se critica, por la evocación de la política de las productoras de cine norteamericanas a principios del siglo XX. En aquella época no contrataban actores negros, cuyos papeles eran interpretados por blancos con la cara pintada. Una decisión que sí tenía tintes raciales, a diferencia del caso español, meramente pragmático.