¿Cómo pueden unos jóvenes universitarios japoneses optar por hacerse católicos? Manuel Cubías recoge en Vatican News dos casos de estudiantes de la Universidad Sofía de Tokio, prestigiosa universidad jesuita, pero con pocos católicos. El lunes 25 de noviembre participaron en el encuentro con el Papa Francisco y explicaron que en diciembre se bautizarán.

"Yo no era ni bueno ni malo, me sentía incompleto y perdido"

Yuuga Orita es un estudiante de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales. Ya estudiando en la secundaria conoció a un sacerdote católico que le impresionó. “Era una persona extraordinaria, de carácter muy amable, que me trataba con una bondad que nunca antes había recibido. En ese momento no había pensado en convertirme a la religión cristiana todavía, pero la primera impresión que tuve fue muy positiva. Durante la escuela media y secundaria me convertí en parte de un círculo de estudio de la Biblia y la religión cristiana”.

Cuenta que "lo que me llevó a la decisión de convertirme al cristianismo fue otra experiencia en la época universitaria en un evento donde estudiantes cristianos de secundaria de todo el mundo vienen a Japón. Nuestro papel era proporcionar apoyo como personal. Este evento tuvo un profundo efecto espiritual en mí”.

“Hasta ese momento (el año pasado), vivía una vida en la que no era ni una mala persona ni una buena persona, un término medio que me daba una sensación de estar incompleto y perdido. Con la religión cristiana logré superar este problema, y gracias al apoyo de sacerdotes extraordinarios comprendí mi propósito, mi papel en el mundo, y decidí convertirme. Con el cristianismo comprendí cómo Jesús nos da fuerza en los momentos difíciles, y gran alegría en los momentos felices”.

Trabajar con los que sufren: "el cristianismo da fuerza y alegría"

Ishikawa Saki es una estudiante de Humanidades. Afirma que su decisión de convertirse al cristianismo está ligada a su trabajo como voluntaria durante sus años de estudio en la Universidad Sofía. “Durante el voluntariado tuve la oportunidad de ayudar a niños japoneses, que se encontraban en situaciones muy difíciles y habían sido tratados terriblemente por sus profesores. Yo ni siquiera podía imaginarme que esto fuera posible en la sociedad japonesa en la que crecí”.

“Mi deseo de ayudar y trabajar en este ambiente me llevó a especializarme en la enseñanza. Sin embargo, me di cuenta de que cuanto más me sumergía en esta obra, más me encontraba con gente solitaria, que no encontraba sentido a su vida y que sufría tanto. Yo también fui una de esas personas, y creo que hay muchas de ellas en Japón”, constata.

“El año pasado tomé un curso impartido por un sacerdote extraordinario, tuvo mucha influencia en mí. Hablando con él, empecé a entender que las respuestas que buscaba estaban en el cristianismo, por el que ya estaba muy interesada cuando asistía a los círculos religiosos durante la escuela secundaria”.

Con el cristianismo pude encontrar una fuerza y una alegría que antes no tenía. Una verdadera bendición. Veo que mi misión personal es construir puentes entre las personas, y así como siento el calor y la bondad de Jesucristo, me gustaría poder llevarla a otros también. La persona que veo como punto de referencia es la Madre Teresa. Así como ella trajo esperanza y calidez a otros, a mí también me gustaría intentar hacer algo similar”.