“Mirad la fama que ha alcanzado el Padre Pío, los seguidores del mundo entero que ha congregado en torno a sí. Pero ¿por qué? ¿Acaso porque era un filósofo? ¿Porque era un sabio? ¿Porque disponía de medios? Nada de eso: porque decía la Misa humildemente, confesaba de la mañana a la noche y era, es difícil decirlo, un representante sellado con las llagas de Nuestro Señor. Un hombre de oración y sufrimiento”.
 
Son palabras pronunciadas por el Papa Pablo VI en Roma, el 20 de febrero de 1971, con las que José María Zavala arranca su último libro El Santo. La Revolución del Padre Pío, cuya tercera edición está a punto de publicar la editorial Temas de Hoy, del Grupo Planeta, en tan solo un mes.


 
Libro, por cierto, que presentará monseñor José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián y gran devoto del Padre Pío, este jueves 19 de abril a las 19 horas, en la Librería San Pablo de Madrid (Plaza de Jacinto Benavente, 2).


Monseñor Munilla ha acompañado a José María Zavala en más de una conferencia o presentación sobre el Padre Pío. Volverá a hacerlo este jueves en Madrid.
 
La relación del entonces arzobispo de Milán, Juan Bautista Montini, con el Padre Pío se remonta a principios de 1959. El fraile de los estigmas no solo profetizó que Karol Wojtyla sería Papa. El testimonio del abogado Carmelo Mario Scarpa, amigo íntimo del comendador Alberto Galletti, desvela que el Padre Pío vaticinó que el cardenal Montini se convertiría en Pablo VI.

Un mensaje al Padre Pío... 
Mientras el futuro Papa era aún arzobispo de Milán, el comendador Alberto Galletti, hijo espiritual del Padre Pío, visitó al sacerdote Benedicto Galbiani, ingresado en la llamada Casa de la Providencia fundada por San Luis Orione.
 
Mientras Galletti distraía al enfermo, narrándole sucesos y anécdotas de San Giovanni Rotondo, irrumpió en la habitación el arzobispo de Milán. El cura Galbiani los presentó, pues no se conocían.
 
Interesado en la vida de los místicos, el arzobispo recabó detalles y circunstancias del capuchino. Al terminar la visita, pidió al comendador que transmitiese al Padre Pío su saludo cariñoso y el deseo de contar con su bendición para él y su archidiócesis.

...y una profecía en retorno 
Días después, el comendador cumplió diligente el encargo.
 
El Padre Pío le contestó:
 
-Mil gracias por el saludo y dile que cuente no con mi bendición, sino con una riada de bendiciones y de mis indignas oraciones.


Juan XXIII junto al cardenal Giovanni Battista Montini, futuro Pablo VI.
 
Tras una breve pausa, añadió:
 
-Escucha atentamente, Galletti: dile también a su excelencia que, cuando muera este Papa [Juan XXIII], él será su sucesor. ¿Te has enterado?
 
-Sí, Padre -asintió, perplejo, el comendador.
 
-¿Has entendido que debes decirle que él será el próximo Papa? -insistió el fraile.
 
-Perfectamente, Padre.
 
-Se lo advierto, porque debe preparase -concluyó.
 
Alberto Galletti guardó celosamente el secreto hasta la elección de Pablo VI, en junio de 1963.

La carta del cardenal Montini 
Tres años antes, el 20 de junio de 1960, el entonces arzobispo de Milán había enviado una cariñosa carta al Padre Pío cuya copia manuscrita de gran valor histórico exhumó hace ya casi cincuenta años su hijo espiritual Francisco Sánchez-Ventura, pero que ha pasado casi inadvertida hasta hoy. La epístola, junto a otros documentos desconocidos, ha formado parte de las investigaciones de José María Zavala en los archivos de San Giovanni Rotondo para escribir El Santo.
 
Escribía así Montini al Padre Pío, convencido de la santidad del capuchino, como también lo estuvo Wojtyla desde la primera vez que le visitó en San Giovanni Rotondo recién ordenado sacerdote, en 1948:


 
“Veneradísimo Padre: oigo decir que Vuestra Paternidad celebrará próximamente el quincuagésimo aniversario de su ordenación sacerdotal. Y, por lo tanto, también yo deseo expresarle, en el Señor, mis felicitaciones por las gracias inmensas que le ha conferido y que usted ha distribuido entre los demás.
 
»Ciertamente debemos repetir con alegría y agradecimiento a Dios por su bondad: 'Venid y escuchad, yo os contaré a los que teméis a Dios las grandes maravillas que ha obrado en mi alma'. De esta forma debe celebrarse el sacerdocio. ¡Y qué decir del suyo, colmado de dones y de fecundidad!
 
»Le manifiesto también mi deseo de que Cristo, el Señor, viva y se manifieste en la persona y en el ministerio de Vuestra Paternidad, de acuerdo con las mismas palabras de San Pablo: 'Que la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal'.
 
»Ya sé que reza usted por mí. Tengo una necesidad inmensa de sus oraciones. Le ruego por eso que encomiende al Señor siempre a esta diócesis con su muy afectísimo en Cristo devoto,
 
»G.B. Card. Montini, Arci.”

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