Por España y los países de habla española se va extendiendo poco a poco la devoción a Marcelo Van (19281959), hermano redentorista vietnamita que falleció a consecuencia de las enfermedades contraídas en un campo de concentración comunista. Su sufrida infancia, una asombrosa disposición al sacrificio por Dios, su frustrada vocación sacerdotal, sus amorosos coloquios con el cielo, su tierna devoción a la Virgen María... llamaron la atención de numerosos teólogos y maestros de la vida espiritual.

En 1997 se abrió su causa de beatificación, cuyo primer postulador fue su compatriota, el cardenal Francisco Javier Nguyen Van Thuan (1928-2002). Actualmente el postulador de la causa es el padre Olivier de Roulhac, benedictino de la abadía de Saint-Wandrille, a quien preguntamos por detalles del proceso y de esta personalidad singular de la Iglesia asiática y ya, de hecho, universal.


El padre Olivier de Roulhac, postulador de la causa de beatificación de Marcelo Van.


-Van fue un religioso redentorista vietnamita que jamás salió de su país. Sorprendentemente, su fama de santidad comenzó en Francia. Al tener Vietnam un régimen comunista, es imposible abrir una causa de beatificación. Tras una primera delegación al Canadá, la causa se transfirió a Francia.
 

-Los redentoristas de Vietnam fueron fundados en 1925 por misioneros procedentes de Québec, por tanto francófonos.


-El lugar donde Van fue enterrado es ahora un lago artificial.


Dirigido y director: el hermano Van con el padre Boucher.
 

-El padre Antonio Boucher era el maestro de novicios, y por ello comenzó a acompañar espiritualmente a Van. Este acompañamiento se prolongó hasta la muerte de Van. Muy edificado por la vida de su joven novicio, le pidió que escribiese su vida, y conservó copia de las cartas de Van, además de recoger los coloquios que mantenía con el Señor Jesús, la Virgen María y Santa Teresa de Lisieux. De regreso a Québec, pasó una veintena de años traduciendo los escritos de Van al francés. Apareció una primera biografía de Van. Años más tarde la difundieron ampliamente la asociación Les Amis de Van [Los Amigos de Van], quien asumió la causa de beatificación de Van, que el padre Boucher deseaba tanto ver comenzar.


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-Todos los religiosos redentoristas que conocieron a Van quedaron impresionados por el espíritu de infancia que vivía. A algunos les molestaba, otros intuyeron la profundidad de su vida espiritual, para lo cual ellos mismos tenían que vivir ese espíritu de infancia. Algunos superiores de Van comprendieron su alma, otros (como las hermanas carmelitas de Santa Teresa de Lisieux ) no notaron nada. Más tarde, muchos no comprendieron por qué había comenzado una causa de beatificación. No habían leído los escritos de Van e ignoraban su extraordinaria vida espiritual.


-Se encuentra en su etapa diocesana en Francia. El informe se está releyendo para completarlo, finalizarlo y enviarlo a Roma.
 

-Un día, su hermana menor, que vive en Canadá, recibió en casa a su madre y a otra de sus hermanas. Esta última telefoneó al cardenal, asustada, para pedirle consejo porque pensaba que su madre estaba perdiendo la cabeza. Le dijo: “Mamá dice que acaba de rezar el rosario con un joven. Y que quiere que le invitemos a desayunar. Estamos sorprendidos, porque aquí no hay nadie. ¡François, tenemos mucho miedo, no sabemos qué quiere decir esto, algo está pasando en casa! ¡Mamá dice que este joven estaba al lado de su cama! No la creemos, pero ella insiste. Luego nos dijo: esta es su foto. Y nos enseñaba la cubierta de la biografía de Van que me regalaste. Luego recitó de memoria una página entera del libro, que jamás ha leído”. Para su gran estupefacción, su hermano respondió: “¡Ah, sí, esto es una señal para mí! Me han pedido que sea el postulador de la causa de Van, y él me manda una señal”.
 

-También es llamativo cómo se asemejan y complementan los recorridos vitales de Van y del cardenal Thuân. Como si el Señor quisiese darle al Vietnam dos confesores de la fe con el mismo mensaje de confianza y de esperanza, uno procedente de una gran familia, el otro de una familia muy sencilla, para que todos pudiesen reconocerse en ellos. El libro Deux vies. Un message [Dos vidas. Un mensaje] muestra de qué forma estas dos vidas se cruzan y se complementan (el libro está disponible en francés y en inglés).




-El cardenal Thuân ayudó durante muchos años a la asociación Les Amis de Van para apadrinar seminaristas en Vietnam.
 

-Ya se han obtenido muchas gracias. Ha ayudado a muchos sacerdotes en su ministerio y algunos aceptaron su vocación gracias a él y con su ayuda. Él ayuda eficazmente a personas que buscan objetos perdidos, resuelve también muchas dificultades de vivienda, y sobre todo vuelve a dar fuerza, esperanza y gusto por la oración a quienes lo necesitan. A los niños les atrae particularmente, él mismo se denominaba “Apóstol de los niños”.


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-Se han obtenido curaciones, pero los informes médicos no permitían concluir que se trataba de curaciones inexplicables, a pesar de la experiencia mística que haya podido vivir el enfermo.
 

-A mí me gastó una broma escondiendo mi llavero cuando estaba de viaje. Luego me dijo dónde las había escondido, para que no me inquietase con no tener llaves a mi regreso.
 

-Cuando vivía en la tierra, era muy travieso, y le gustaba hacer reír a los demás y expandir la alegría en torno suyo. El hermano Edmond nos contaba que a Van le gustaba cambiar de lugar los libros de coro de sus hermanos... a quienes sorprendía al comenzar el oficio siguiente.
 

-Los Coloquios no son el libro más importante escrito por Van. Escribió otros tres también importantes: la Autobiografía, que es una relectura de su vida, los Coloquios, que son sus diálogos con Jesús, María y Teresa durante su postulado y su noviciado, la Correspondencia, que muestra su atención a los demás y su capacidad para ayudarles espiritualmente, y los Otros escritos, que nos desvelan la profundidad de su vida interior.
 

-El padre Antonio Boucher, maestro de novicios de Van y su padre espiritual, nos ofrece su testimonio en el prefacio de los Coloquios. Se lo voy a leer, él contestará por mí: "Como maestro de novicios y consejero espiritual, doy fe de que he vivido día a día, junto al hermano Marcelo, todos los acontecimientos y pequeños sucesos contados en las hojas que me remitía cada semana. Leyendo estos textos, yo presentía que este hermanito a quien Jesús, María y Teresa llevaban de la mano jugaría un papel en la Iglesia y en el mundo. También me sentía obligado a no permitir que se perdiese el tesoro que pasaba bajo mis ojos, por mis manos y por mi corazón. Reconozco humildemente que el Hermano Marcelo me ha enseñado sobre la vida espiritual bastante más que lo que yo haya podido enseñarle a él. En primer lugar, me impresionó profundamente la increíble familiaridad y la ternura de la que era objeto el Hermano Marcelo por parte de sus interlocutores celestiales. Por otro lado, su vida ejemplar, su pureza de alma, su perfecta obediencia a su director y su generosidad ante el sacrificio me permiten un prejuicio favorable sobre su veracidad y sobre la autenticidad de las comunicaciones. Todo ello, evidentemente, con la obligada cautela, no pretendiendo anticipar en nada el juicio final, que corresponde por derecho a la Santa Iglesia”.
 

-El padre Boucher facilitaba a Van lo que debía leer, pudo comprobar que los escritos de Van no son copias de libros, y que son conformes a la doctrina católica. Además, puede comprobarse que algunos elementos históricos que Van no podía conocer son totalmente correctos.
 

 -Al leer a Van, uno no puede sino quedar impresionado por su enorme simplicidad y su forma de vivir el espíritu de infancia. Santa Teresa de Lisieux escribía: “Estoy convencida de que si, por imposible que parezca, encontrases un alma más débil y más pequeña que la mía, te complacerías en colmarla de gracias todavía mayores, con tal de que ella se abandonase con entera confianza a tu misericordia infinita”. ¡He ahí el retrato de Van! En efecto, él es tan débil que Jesús se ve obligado a estar cerca de él para que no caiga: “Parece que tu debilidad es ventajosa; por ser tu alma la más débil de todas, el Amor te trata así”, le dice Jesús a Van en un coloquio.
 

-La mayor característica de Van es, sin ninguna duda, la confianza en Jesús, una confianza total en Jesús. Quien confía en Él verdaderamente ya está salvado, porque está profundamente unido a Jesús en el amor. Tal confianza es expresión de un amor fortísimo en el Amor de Jesús.
  

-La acción de Dios siempre es coherente. Y a lo largo del siglo pasado, numerosos santos mostraron al mundo la fuerza del abandono y de la confianza en Dios. A Van se le puede asemejar a Santa Teresa de Lisieux de forma totalmente natural, pero también a Madre Teresa, por su escucha de la voluntad de Dios, y por el silencio aparente de Jesús. También está Santa Faustina, algunos párrafos de cuyo Diario desarrollan los mismos temas que Van y de una forma similar. Pero también evoca a Santa Juana de Arco por su firmeza en cumplir lo que Jesús le pide, a San Francisco de Asís por su pobreza alegre y también al Santo Cura de Ars por su oración por los sacerdotes, a San Juan Bosco por sus cualidades de educador…
 

-Van aporta una verdadera novedad, una renovación de esperanza, una fuerte reafirmación del Amor misericordioso de Jesús por cada uno de nosotros. El Pequeño Secretario de Jesús, como él mismo se denomina, lanza un mensaje en primer lugar a sus compatriotas, a Asia y luego a todo el mundo, mostrándole un camino muy sencillo para hacer que redescubra el Evangelio. En su prefacio a Otros escritos de Van, el cardenal Ouellet afirma: "Creo que los escritos de Marcelo Van forman un todo coherente que es un testimonio y una enseñanza no solamente para las 'almas pequeñas'; se trata de una auténtica misión eclesial, en el sentido de un carisma destinado a edificar la comunidad, en particular en el sentido de revitalizar la oración, esclarecer la experiencia dolorosa del amor y despertar la esperanza de los jóvenes". 
 

-Para que pueda atribuírsele a Van un milagro, es preciso que haya sido la única persona invocada, además del Señor y de su Madre. Si se invoca a la vez a otro santo ya canonizado, el milagro le será atribuido a él. Además es preciso que el hecho milagroso sea inexplicable. Si alguien tiene algún testimonio que dar, gracia, favor o milagro, obtenido por intercesión de Van, hay que enviar la información a: