Muy pocos asesinos han sido tan conocidos en todo el mundo como Charles Manson. Este domingo fallecía de manera natural a los 83 años tras pasar los últimos 46 en la misma celda. Trece películas se han inspirado en este criminal y miles de seguidores aún le aclaman pese a instigar unos asesinatos brutales, en los que el fiscal del caso habló de vinculaciones esotéricas, por los que fue condenado a cadena perpetua.

Los seguidores de su grupo, conocidos como “Familia Manson”, protagonizaron unos de los crímenes más horribles que se recuerdan en la mansión del director Roman Polanski. Era el 8 de agosto de 1969 y en este chalet fueron asesinados cinco adultos, entre ellos Sharon Tate, prometedora actriz, mujer del director de cine polaco y embarazada de ocho meses y medio.


Los investigadores definieron el escenario del crimen como “una escena macabra”. Tate recibió 16 puñaladas, con su sangre pintaron en la pared la palabra "cerdo" y fue colgada del techo mientras que sus acompañantes recibieron incluso más puñaladas. También les dispararon. 


Charles Manson, en su llegada al juicio de Sharon Tate

Aquel día, Debra Tate quería ir a casa de su hermana mayor pero no le dejaron, y fue así como salvó la vida. Ahora que ha muerto el líder del grupo que mató a Sharon todas las miradas se han dirigido a ella. Y su respuesta a los periodistas ha dejado estupefactos a muchos pues ha hablado de perdón y oración, algo que contrasta con toda la brutalidad que rodeo a aquel aberrante crimen.

Las hermanas Tate eran católicas y habían sido educadas en esta fe por su madre, que según Debra era muy devota. Y esta fe es la que le ha permitido sobrellevar durante décadas un suceso como este, que aterrorizó al mundo.


Un funcionario de la prisión en la que cumplía condena Charles Manson llamó a Debra para comunicarle su muerte. Preguntada por la revista People sobre cuál fue su primera reacción tras saber que el asesino de su hermana ya no vivía, respondió: “Hice una oración por su alma”.

“Derramé una lágrima y coloqué una flor debajo del crucifijo de mi habitación; después le mandé un correo electrónico a Roman”, agregó a Daily News.

Debra afirmó que tanto Manson como sus seguidores homicidas han sido parte de su vida durante estos últimos 48 años, pese a que ella no hubiera querido que así fuera. “Cada una de estas personas y yo misma ahora somos espíritus o nuestras voluntades están ligeramente involucradas”.

Su hermana y su sobrino, al que le quedaban apenas dos semanas para nacer, murieron de manera brutal, pero este sentimiento de perdón y oración no es nuevo en ella, pese a la sorpresa de los medios de comunicación.


En 2009, cuando falleció por un cáncer Susan Atkins, otra de las condenadas, ya dijo que como católica no deseaba “ningún mal” a los asesinos y dijo que haría lo mismo el día que muriera Manson, y así lo ha hecho.


Sharon Tate tenía una carrera prometedora en el cine

En aquel momento afirmó sobre el líder de este grupo que cuando muriese “probablemente pronunciaría una oración, derramaré alguna lágrima y le pediré a Dios que tenga piedad de sus almas”.

En otra ocasión decía que “el crucifijo que tengo en el dormitorio todavía tiene las flores que deposité a los pies de Jesús cuando Susan (Atkins) murió”. “Lloré y pedí por su alma, y haré lo mismo cuando Charlie muera”.


Sobre él, Debra afirma que “ya he procesado todo el odio que sentía hacia él. El odio no es sano, y tampoco traerá de vuelta a mi hermana. Se podría decir que le he perdonado, pero hay una diferencia entre perdonar y olvidar”.

Y además, asegura que “no hay nada que vaya a traer a mi hermana a la vida”, por lo que mira hacia adelante volcándose en ayudar a víctimas de crimen como del que ella fue víctima. “Es mi responsabilidad proteger a otros del dolor y la pena que esos criminales nos causaron a nosotros”.