Arif Sadiq es un católico de Lahore, Pakistán, que no lograba tener hijos con su esposa, pero en cierto momento, hace 20 años, hizo un voto a la Virgen: él, que es conductor profesional, llevaría gratis a peregrinos que van al santuario mariano nacional de Mariambad, a doscientos kilómetros de su ciudad, si la Virgen le bendecía con hijos. Y ya tiene cinco.

Sucedió cuando llevaban cinco años casados y los niños no llegaban. “Prometí a la Virgen que le llevaría la mayor cantidad posible de fieles, con la esperanza de ser bendecido con el don de un niño”, explica a AsiaNews. Y desde ese momento empezaron a llegar los niños.


Arif Sadiq, transportista profesional, llena de
peregrinos su caminón y los lleva a Mariamabad


El santuario mariano de Mariambad (“Ciudad de María” en lengua urdu) es cada año meta de una gran peregrinación cuando llega la fiesta del Nacimiento de la Virgen María. 

Sadiq carga en la parte posterior de su camioncito la mayor cantidad posible de fieles de la parroquia de San Pablo de Lahore. Este año transportó a 60 personas desde el asentamiento Ahata Malik Basu: hombres, mujeres y sobre todo jóvenes, que de otro modo habrían tenido que recorrer a pie o con otros medios la distancia que hay hasta el santuario.

El hombre cuenta: “Estoy contento de transportar a personas que rezan con cualquier situación climática,  haya sol o llueva. Rezamos antes y después del embarque de los pasajeros”. 

Detalla que un viaje similar, para un camioncito con seis ruedas, le cuesta 6.000 rupias (50 euros, una cantidad no despreciable en Pakistán), incluyendo combustible y peajes, pero “esta es mi contribución para ayudar a la misión de la Iglesia”.



Siendo una norma durante el año, las reglas viales de Lahore prohíben el ingreso a la ciudad después de las 11 de la noche a los medios que transporten mercaderías o más de tres personas. Pero durante los días de la peregrinación, estas restricciones son “aliviadas” para permitir mayor libertad a los peregrinos.

El viaje del camioncito se inició el 10 de septiembre, después de que los más pequeños ayudaran a disponer sobre el fondo colchones, almohadas y telones. “El entusiasmo se palpaba en el aire”, cuenta Sadiq. Detrás de la cabina del conductor fue colocado un poster con la imagen de María y los fieles transcurren las largas horas de viaje entonando canciones e himnos a la Virgen.

El viaje dura 8 horas, si bien en condiciones normales de tráfico se habrían empleado dos horas y media.


Boota Masih, que viajó con su familia y nos cuenta: “Las calles están bloqueadas por el mayor flujo del fin de semana y la coincidencia con la fiesta de Eid-al-Adha (el festejo musulmán que marca el fin de la peregrinación a la Meca, ndr). Algunos niños resultaron intoxicados por el polvo y el smog. Pero nos encanta viajar juntos. Todos se conocen, contamos chistes y para las mujeres no es necesario usar el purdah (el velo)”.

Llegan a destino tras dormir solo tres horas y en el santuario encienden velas y rezan a la Virgen.

El obispo Shah da la bienvenida a los peregrinos de todo el país y los invita a enseñar a sus hijos la misericordia y la acogida. “Hoy anuncio el movimiento de la misericordia", proclama el obispo. "Fuimos elegidos para ocuparnos de los otros en un país desgarrado por el terrorismo. Una generación benévola puede asegurar una Iglesia madura y autónoma".