La noche del 21 de noviembre, fiesta de la Presentación de María en el templo, se asocia tradicionalmente a las monjas de clausura. Por este motivo el Papa Francisco se trasladó al monasterio de San Antonio de monjas Camaldulenses el pasado jueves. El Papa y las monjas rezaron las Vísperas y después tuvieron un breve encuentro.

El vaticanista Sandro de Magister ha explicado en su blog las razones por las que el Santo Padre ha elegido visitar en concreto este monasterio. En primer lugar a causa de su admiración por Nazarena Crotta, una religiosa de este monasterio que vivió aquí durante 40 años comiendo únicamente pan y agua y durmiendo sobre un catre.

La hermana Nazarena irradiaba una intensa aura de santidad. Entre sus amigos más cercanos, explica Sandro de Magister, se encontraba el cardenal benedictino Agostino Mayer. Las religiosas le mostraron al Papa Francisco algunas cartas que le escribió el cardenal benedictino, a quien Nazarena consideraba su padre espiritual. Sobre ella se han escrito un par de libros.

Pero hay otros dos aspectos de este monasterio que fascinan al Papa. La primera es la fila constante de pobres, que a veces llega a los ochenta, para recibir el almuerzo diario servido por las monjas a la puerta del monasterio en la Via Santa Sabina 64.

Y la segunda es la "lectio divina" del Evangelio del domingo, que desde hace treinta años hacen las monjas todos los sábados a todas las personas que quieran participar, que a veces también llegan a las ochenta. Esta oración está presidida por el padre Innocenzo Gargano y la propia abadesa Michela Porcellato, que de hecho es la madre general de quince monasterios de monjas Camaldulenses todo el mundo. En Tanzania, por ejemplo, hay tres con una gran expansión, y en total religiosas de instituto hay más de un centenar sólo en África.