El Papa Francisco ha escrito una serie de cartas a jefes de Estado pidiendo que concedan indultos a quienes "consideren aptos para beneficiarse de tal medida", en el contexto del tiempo navideño, para que "este tiempo marcado por la injusticia y el conflicto se abra a la gracia que viene del Señor".

El Papa lo presenta como un gesto simbólico "hacia aquellos de nuestros hermanos y hermanas privados de libertad que consideren aptos para beneficiarse de tal medida".

La oficina de prensa vaticana ha explicado que la motivación del Papa es "que este tiempo marcado por tensiones, injusticias y conflictos se abra a la gracia que viene del Señor".

El llamamiento de Juan Pablo II en el 2000

El gesto tiene raíces lejanas que se remontan al año 2000, año del Gran Jubileo, cuando San Juan Pablo II pidió a los gobernantes del mundo un gesto de clemencia en el documento de 11 páginas para el Jubileo en las cárceles. Era finales de junio, poco más de una semana después, el 9 de julio, el Papa polaco, de visita en la cárcel Regina Coeli de Roma con motivo del Jubileo de los Presos, en nombre de Jesús "encarcelado, escarnecido, juzgado y condenado" pidió "a las autoridades competentes" una reducción de la pena para permitir a los reclusos encontrar una nueva vida social una vez fuera de la cárcel. Esta petición fue reiterada de nuevo el 14 de noviembre de 2002 a los senadores y diputados con los que se reunió durante su visita al Parlamento italiano.

Jubileo de 2016 por los privados de libertad

Francisco -que nunca ha faltado en sus viajes apostólicos y durante su pontificado, en particular durante el lavatorio de los pies del Jueves Santo, a una visita a un centro penitenciario- sigue los pasos de Juan Pablo II.

En 2016, Año Santo de la Misericordia, con motivo del Jubileo de las Personas Privadas de Libertad, el 6 de noviembre, el Pontífice en el Ángelus, tras la misa en San Pedro con los presos, había instado a los gobiernos a realizar "un acto de clemencia" y mejorar las condiciones en las cárceles, "para que se respete plenamente la dignidad humana de los detenidos" y reiterando "la importancia de reflexionar sobre la necesidad de una justicia penal no exclusivamente punitiva, sino abierta a la esperanza y a la perspectiva de reinserción del delincuente en la sociedad".

También ese año propuso a las autoridades penitenciarias o legales "la posibilidad de realizar, en este Año Santo de la Misericordia, un acto de clemencia hacia aquellos presos que se consideren idóneos para beneficiarse de tal medida". Ahora, se plantea una invitación igual, pero cerca de la Navidad.