"Un misionero incansable que ha dejado un gran testimonio de amor": con estas palabras, el Papa Francisco se ha despedido durante el rezo del Regina Caeli de Matteo Pettinari, sacerdote de la Orden Misionera de la Consolata que falleció este 18 de abril, a los 42 años, tras un accidente de coche en Costa de Marfil.

Originario de la provincia de Ancona y misionero en el país africano desde hacía 13 años, llevaba 17 siendo sacerdote. Pasó la mayor parte de su vida misionera en Costa de Marfil, donde contribuyó a la labor evangelizadora y la edificación de una iglesia apoyado por la población local. Vatican News rescata cómo el sacerdote integró dicha construcción con la propia evangelización: partiendo dela máxima de que "si algo debe hablar de Dios, entonces debe hablar el lenguaje de Dios, que es la comunión", la arquitecto encargada de la Iglesia, Daniela Giuliani, reconocería tiempo después que el sacerdote le "enseñó el camino de la Iglesia".

"Fue un golpe en el corazón, realmente un dolor muy profundo, insoportable. El padre Matteo Pettinari fue verdaderamente un amigo, es un hombre de Dios. Pasó toda su vida por los más pobres en Costa de Marfil, en Dianra, donde Tenía la parroquia"; remarcó Giuliani.

Antes, durante el rezo del Regina Caeli, Francisco referenció la festividad de Jesús Buen Pastor de este domingo remarcando que, con esta imagen, el Señor no solo enseña que Él es "guía y cabeza del rebaño", sino que, "sobre todo, piensa en cada uno de nosotros y nos considera el amor de su vida".

Francisco, durante el rezo del Regina Caeli este domingo, fiesta del Buen Pastor y Jornada mundial de oración por las vocaciones. 

"Yo para Cristo soy importante, Él piensa en mí, soy insustituible, valgo el precio infinito de su vida. Y esto no es una forma de hablar: Él dio realmente su vida por mí, murió y resucitó por mí. ¿Por qué? Porque me ama y encuentra en mí una belleza que yo a menudo no veo", consideró.

Acto seguido, se lamentó por todos los que "se consideran inadecuados o equivocados", por pensar que "nuestro valor depende de los objetivos que seamos capaces de alcanzar, del éxito a ojos del mundo, de los juicios de los demás" o de cuantas veces "acabamos desperdiciándonos por pequeñeces".

La clave para hallar "el secreto de la vida"

Frente a estas extendidas consideraciones, el Papa celebró que en esta festividad, "Jesús nos dice que para Él valemos mucho y siempre. Para encontrarnos a nosotros mismos, lo primero que hay que hacer es situarnos en su presencia, dejarnos acoger y aliviar por los brazos amorosos de nuestro Buen Pastor".

Antes de concluir, recordó a los presentes que si cada día es posible encontrar "un momento de oración, de adoración, de alabanza, para estar en presencia de Cristo", se hallará también "el secreto de la vida: Él dio la vida por ti, por mí, por todos nosotros. Para Él, todos somos importantes, cada uno de nosotros y todos".

Tras el rezo de la oración mariana y la habitual bendición, invitó a que este domingo, que también se celebra la Jornada mundial de oración por las vocaciones, sea una "hermosa ocasión para descubrir la Iglesia como comunidad, caracterizada por una polifonía de carismas y de vocaciones al servicio del Evangelio".

También reiteró sus habituadas llamadas a la paz, dirigiéndose especialmente a los involucrados en la situación de Oriente Medio para "no ceder a la lógica de las reivindicaciones y de la guerra" y "que prevalgan las vías del diálogo y de la diplomacia, que tanto puede hacer", remarcó.