Durante su visita a la prisión romana de Regina Coeli para oficiar la misa de la Última Cena este Jueves Santo, Francisco desveló que el año que viene se someterá a una operación de cataratas.

La revelación fue incidental, en respuesta al comentario del director de la cárcel de que, en lo concerniente a la rehabilitación de los presos, había que "mirar a lo lejos".

"Eso es bueno", contestó el Papa, que cumplió 81 años el pasado 17 de diciembre: "A mi edad, por ejemplo, llegan las cataratas y realmente no se ve bien. El próximo año tendremos que operarnos".

Y aprovechó la analogía para animar a los internos a tener los ojos limpios para ver y difundir esperanza: "Una cirugía de cataratas para el alma", dijo.

La operación de cataratas sirve para remediar la opacidad del cristalino, normalmente debida a la edad, que produce una visión borrosa. Es una intervención ambulatoria, esto es, que se realiza sin necesidad de dejar una noche ingresado al paciente. Se lleva a cabo con anestesia local mediante la administración de unas gotas en los ojos para evitar el dolor, y de un sedante para favorecer la relajación.