El Papa vuelve a comparecer en las librerías y de nuevo con un libro-entrevista, aunque en esta ocasión no se trate tanto de una conversación como de una reflexión espiritual continua que Francisco comparte con su interlocutor.



Se trata de Marco Pozza, teólogo y capellán de la cárcel de Padua, ante quien el pontífice confesó, en la frase que circuló con mayor profusión, que en ocasiones se duerme rezando. Una anécdota en el marco de lo que el traductor del libro, el sacerdote y teólogo Pablo Cervera, considera en declaraciones a ReL "una pequeña joya al alcance de la lectura de todos".



En Padre Nuestro (Romana Editorial y Libreria Edictrice Vaticana), cada petición del Padrenuestro está enmarcada en la predicación del Papa en los Ángelus y en las catequesis de las audiencias generales de los miércoles. Francisco cuenta que fue su abuela quien le enseñó a rezarlo cuando era pequeño.

"El Padrenuestro encierra toda oración posible", explica Cervera, "en relación a Dios (primeras tres invocaciones) y a los demás (cuatro últimas peticiones). Es don a una petición los discípulos: «Enséñanos a orar»". Y a las preguntas que suscita ese don "Francisco responde con su estilo ágil, vivaz, pedagógico, tocando el corazón con imágenes y anécdotas sencillas".



En las páginas finales, Marco Pozza refiere algunas historias sobre el poder transformador del Padrenuestro en el ambiente carcelario en el que desempeña su tarea pastoral.

Padre Nuestro se presenta en la Universidad Pontificia de Comillas en Madrid el próximo lunes 11 de diciembre, en un acto que presidirá el cardenal Carlos Osoro.


-"La oración de los ancianos y de los abuelos es un don para la Iglesia, ¡es una riqueza! Una gran inyección de sabiduría también para toda la sociedad humana: sobre todo para aquella que está demasiado ajetreada, demasiado enfrascada, demasiado distraída".

-"Padre nuestro, padre mío. Mío, ciertamente, pero también de los demás, de mis hermanos. Y si no estoy en paz con mis hermanos, no puedo decirle «Padre»... No se puede rezar teniendo enemigos en el corazón, con hermanos y enemigos en el corazón... Espero que cada uno de nosotros, mientras dice «Padre nuestro», se descubra cada vez más amado, perdonado, bañado por el rocío del Espíritu Santo y así sea capaz de amar y perdonar a su vez a cualquier otro hermano, a cualquier otra hermana".

-"Comienzo por aquí: el Padrenuestro me da seguridad, no me siento desarraigado, no me siento huérfano... Es el Dios inmenso, el Dios de la gloria, pero camina contigo y, cuando es necesario, te da también el helado". (Francisco refiere en este punto que, tras ser operado de amígdalas siendo niño, los médicos le aconsejaron tomar helados.).
 
-"Esta es una de las muchas maneras para santificar el nombre de Dios: sentirme niño en sus manos".

-"Dios no espera a que tú llames a su puerta, es Él quien llama a la tuya, a inquietarte el corazón. Él es el primero que te espera. A mí me gusta decirlo en español: Dios nos primerea".

-"El reino de Dios es una realidad que ya poseemos; bueno, es mejor cambiar la perspectiva: dejarnos poseer por la certeza de que Él ha venido... Decir «venga tu reino» es mendigar".

-"Podrás perdonar si has tenido la gracia de sentirte perdonado. Solo la persona que se siente perdonada es capaz de perdonar. Yo perdono porque, antes, he sido perdonado".

-"La familia es un gran gimnasio de entrenamiento en el don y en el perdón recíproco sin el cual ningún amor puede ser duradero... Es indispensable que, en una sociedad a veces despiadada, haya espacios, como la familia, donde  aprender a perdonarse los unos a los otros".

-"Cuando Satanás me tiente, Tú, por favor, dame tu mano, dame tu mano... Satanás, es muy educado, llama a la puerta, toca el timbre, entra con sus típicas seducciones y sus compañeros".

Como decía Léon Bloy y cita Francisco en Padre Nuestro, "quien no reza a Dios... reza a Satanás".

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