El Papa Francisco recibió, este miércoles por mañana en el Vaticano, a los delegados de la italiana Confederación Italiana de Sindicatos de Trabajadores  CISL) con motivo del congreso nacional sobre el tema “Para la persona, para el trabajo”. El Santo Padre elogió el tema elegido, porque dijo  que “trabajo y persona son dos palabras que pueden y deben ir juntas”.

“Si pensamos y decimos ‘trabajo sin la persona’, el trabajo acaba volviéndose algo inhumano, que olvidando a las personas olvida y se pierde a sí mismo. Pero si pensamos a las ‘personas sin trabajo’, decimos algo parcial, incompleto, porque la persona se realiza en plenitud cuando es trabajador, trabajadora, porque el individuo se vuelve persona cuando se abre a los demás, a la vida social, cuando florece en el trabajo”, les dijo el Papa.


Tal y como recoge Zenit, el Papa dijo que “la persona florece con el trabajo”. El trabajo es la forma más común de cooperación que la humanidad haya generado en su historia y pidió también no olvidar que existe una sana cultura del reposo, del ocio, que no es pereza. Que por ejemplo permite a los papás jugar con sus hijos. “Porque la persona no es solamente trabajo”,

Añadió el problema de los niños que no estudian y son obligados a trabajar, del derecho a un ajusta pensión: “Justa, ni demasiado pobre ni demasiado rica”.

“Una sociedad está desorientada y miope cuando obliga a los ancianos a trabajar y obliga a una generación entera de jóvenes a no trabajar cuando debería hacerlo, por ellos y por todos”, insistió el Papa.


El Santo Padre subrayó que es urgente “un nuevo pacto social por el trabajo, que reduzca las horas de trabajo de aquellos que se encuentran en su última estación laboral, y que cree trabajo para los jóvenes que tienen el derecho y el deber de trabajar”.

Además, indicó como primer desafío que el sindicato debe dar voz a los que no tienen voz en la sociedad y advirtió que se están pareciendo demasiado a otras instituciones o poderes, que sin embargo deberían criticar.
En el segundo desafío resaltó que “el capitalismo de nuestro tiempo no comprende el valor del sindicato, porque ha olvidado la naturaleza social de la economía, de la empresa”.


“Economía de mercado: no. Digamos economía social de mercado”, como nos ha enseñado san Juan Pablo II, de manera que no olvide la naturaleza social que tiene como vocación, la naturaleza social de la empresa, de la vida, de las relaciones, de los pactos.

El Papa alentó a proseguir su compromiso social, en particular en lo que respecta a los migrantes, a los jóvenes y a las mujeres. Y concluyó que “no hay una buena sociedad sin un buen sindicato, y no hay un buen sindicato si no renace cada día en las periferias, si no transforma las piedras descartadas de la economía en piedras angulares”.