En rezo del Ángelus de este domingo 2 de enero, el Papa Francisco ha comentado el Evangelio de San Juan que narra "la paradoja" de "la encarnación del Verbo" y ha invitado a los fieles de la Iglesia a permitir a Dios "encarnarse y vivir" en todos los aspectos de su vida.

El Papa comenzó sus palabras  desde el balcón de San Pedro sorprendiéndose ante las aparentes "oposiciones" presentes en el Evangelio.

"`Verbo´ indica que Jesús es el Verbo eterno del Padre, que siempre ha existido. `Carne´ indica nuestra realidad, frágil, limitada y mortal", observó. También destacó la oposición entre "luz y oscuridad, santidad y culpa y gracia y pecado" para encontrar en Jesús "el lugar de encuentro entre Dios y los hombres".

Con estas "polaridades", Francisco destacó que el Evangelio desea anunciar "la manera de actuar de Dios".

"Ante nuestra fragilidad, el Señor no se detiene, no permite en su eternidad y luz infinita, sino que se hace carne, desciende a las tinieblas y habita tierras que le son ajenas", añade.

No se cansa, espera, viene a buscarnos

El motivo, comenta, es que al contrario que los hombres, Dios "no se resigna a que podamos perdernos alejándonos de Él. Si nos consideramos indignos, el viene. Si lo rechazamos, nunca se cansa de buscarnos, si no estamos listos también viene y su le cerramos la puerta en la cara, espera", destaca. "Jesús es el Buen Pastor que viene a buscarnos en nuestros problemas y miseria", añadió.

Es por ello que Francisco ha invitado a la Iglesia a dejarse encontrar por Él, sin miedo "de no ser dignos por otras razones".

"Si tu corazón parece contaminado por el mal o desordenado, no tengas miedo: Él viene", animó antes de poner el ejemplo mismo de la natividad de Dios en Belén.

"Nació allí, en esa pobreza, para decirte que no tiene miedo de visitar tu corazón, de vivir una vida miserable. Este Dios quiere vivir con nosotros, en nosotros, que no te quedes lejos", afirmó.

"Hay aspectos donde no queremos poner a Dios"

Ante esta propuesta el Papa invitó a que los fieles le hagamos espacio sin negarle nada.  "Quizá hay aspectos de la vida que nos guardamos para nosotros o rincones interior donde tenemos miedo de que entre el Evangelio, donde no queremos poner a Dios en medio".

Por ello, Francisco invitó a la corrección y a la sinceridad con Dios. "Cada uno tiene su propio pecado, llamémoslo por su nombre, Él no tiene miedo de nuestros pecados, ha venido a sanarnos", alentó. 

También ha propuesto que busquemos momentos para recibir al Señor en estos días de Navidad, frente al pesebre, "porque muestra a Jesús viniendo a habitar toda nuestra vida concreta, ordinaria, donde no todo está bien, hay muchos problemas y Jesús viene".

"En medio de nuestros problemas está Dios, es Dios quien quiere vivir con nosotros y espera que le presentemos nuestras situaciones, lo que estamos viviendo", afirmó antes de concluir, animando a "invitar a Dios oficialmente a nuestra vida, sobre todo a las `zonas oscuras´".