“Las Bienaventuranzas de Jesús nos alientan a no depositar nuestra confianza en las cosas materiales y a no buscar la felicidad siguiendo a los vendedores de humo”: éste fue el núcleo del mensaje del Papa en el Ángelus de este domingo, que como es habitual rezó desde la ventana del Palacio Apostólico en la Plaza de San Pedro.

Con las Bienaventuranzas, que formaban el Evangelio del día, “Jesús nos abre los ojos, nos hace ver con su mirada, más allá de las apariencias, más allá de la superficie, y nos enseña a discernir las situaciones con fe”.

Y también a discernir dónde está la felicidad, porque "son muchos, también hoy, los que se presentan como dispensadores de felicidad: vienen y prometen éxito en poco tiempo, grandes ganancias al alcance de la mano, soluciones mágicas a cualquier problema, etc. Y es fácil caer en esto sin darse cuenta de que hay un pecado contra el primer mandamiento, a saber, la idolatría, sustituir a Dios por un ídolo. La idolatría y los ídolos parecen cosas de otros tiempos, pero en realidad son de todos los tiempos. Incluso de hoy. Describen algunas conductas contemporáneas mejor que muchos análisis sociológicos".

El "sentido profundo de tener fe", por el contrario, nos pide "romper los ídolos mundanos para abrir nuestros corazones al Dios vivo y verdadero; sólo Él puede dar a nuestra existencia la plenitud tan deseada, pero difícil de alcanzar”. Y pidió que nos desembaracemos del "peligroso engaño del egoísmo" para abrirlos "a la lógica del amor" cuando aún estamos a tiempo.

Solo somos felices, dijo, "si nos reconocemos necesitados ante Dios y si, como Él y con Él, estamos cerca de los pobres, de los afligidos y de los hambrientos”. Por eso las Bienaventuranzas nos sirven para “abrir los ojos, adquirir una mirada más penetrante de la realidad y curarnos de la miopía crónica que el espíritu mundano nos contagia”.

Tras rezar el Ángelus, Francisco recordó la cumbre de conferencias episcopales que comienza el próximo jueves y durará hasta el domingo, donde se abordará "la protección de los menores en la Iglesia": "Os invito a rezar por este encuentro, que he querido sea un acto de fuerte responsabilidad pastoral ante un desafío urgente de nuestro tiempo".