El Papa Francisco celebró este miércoles la Audiencia General en la Plaza de San Pedro donde prosiguió con sus catequesis  sobre el Padrenuestro, en este caso la invocación de “Hágase tu voluntad”, donde dejó claro que la voluntad de Dios es salvar a quienes se han perdido.

Según explicó a los miles de fieles presentes, esta voluntad de Dios  que aparece encarnada en Jesús “es buscar y salvar aquello que se ha perdido. Y nosotros, en la oración, pedimos que la búsqueda de Dios llegue a buen fin, que su plan de diseño universal de salvación se cumpla”.

Dios no se esconde

De este modo, Francisco prosiguió con su catequesis añadiendo que “Dios no es ambiguo, no se esconde detrás de los enemigos, no ha planificado el futuro del mundo de manera indescrifable. Si no comprendemos esto, nos arriesgamos a no entender el sentido de la tercera expresión del Padre Nuestro”.

“La Biblia está llena de expresiones que nos narran la voluntad positiva de Dios ante el mundo”, indicó el Papa, que quiso añadir que “al rezar ‘hágase tu voluntad’ no estamos invitados a bajar servilmente la cabeza. Más bien, el Padrenuestro es la oración de los hijos que conocen el corazón de su padre y están seguros de su designio de amor”.

Por ello, el Papa advirtió: “¡Ay de nosotros si pronunciando estas palabras agachamos la espalda en señal de rendición ante un destino que nos repugna y que no somos capaces de cambiar! Al contrario, es una oración llena de ardiente fe en Dios que quiere para nosotros el bien, la vida y la salvación”.

"No hay nada aleatorio en la fe de los cristianos"

En definitiva, la definió como una “oración valiente, también combativa”.

El Padrenuestro –prosiguió Francisco- “es una oración que enciende en nosotros el mismo amor de Jesús por la voluntad del Padre, una llama que nos empuja a transformar el mundo con el amor. El cristiano no cree en un hecho ineludible. No hay nada aleatorio en la fe de los cristianos”.

Por todo ello, Francisco indicó que “Dios, con su amor, llama a la puerta de nuestro corazón para llevarnos a Él, y llevarnos adelante en el camino de la salvación. Dios es cercano a cada uno de nosotros con su amor para llevarnos de la mano a la salvación. Cuánto amor hay detrás de esto”.

Esta salvación, incidió el Papa, “trata de manifestarse en la vida de cada hombre y mujer, y de cumplirse en la eternidad. Si rezamos es porque creemos que Dios puede y quiere transformar la realidad venciendo el mal con el bien. A este Dios tiene sentido obedecer y abandonarse incluso en la hora de la prueba más dura”.