"La infancia de Jesús", de Joseph Ratzinger - Benedicto XVI estará desde mañana a la venta en el original alemán y en otros ocho idiomas: italiano, inglés, francés, español, portugués, brasileño, polaco y croata. La tirada global de lanzamiento supera el millón de ejemplares. En los próximos meses, el volumen será traducido en otros once idiomas y difundido en 72 países.

Es un libro breve, escrito en forma simple y lineal. Es más fácil de leer, respecto a los dos tomos más gruesos del "Jesús de Nazareth". Fue el último publicado, pero en la intención declarada por el autor "es una especie de pequeña ´sala de ingreso´ a los dos anteriores volúmenes sobre la figura y el mensaje de Jesús de Nazareth".

Antes que el libro saliera a la venta, la mayor incógnita era de qué manera Benedicto XVI respondería a la pregunta si el nacimiento virginal, la adoración de los Reyes Magos y los otros relatos de la infancia de Jesús, en los Evangelios de san Mateo y de san Lucas, son "historia realmente acontecida" o "solamente una meditación teológica expresada en forma de historia".

El autor se inclina decididamente por la primera de las dos respuestas, pero sin negar ciudadanía en la Iglesia a la segunda postura.

Al término del capítulo sobre los Reyes Magos, Benedicto XVI da la razón a Jean Daniélou, cuando éste escribió en "Los Evangelios de la Infancia":

"A diferencia del relato de la anunciación a María, la adoración por parte de los Reyes Magos no afecta a ningún aspecto esencial de la fe. Podría ser una creación de san Mateo, inspirada por una idea teológica: en este caso nada colapsaría".

"Pero el mismo Daniélou – prosigue el papa Ratzinger –, llega a la conclusión que se trata de acontecimientos históricos cuyo significado ha sido interpretado teológicamente por la comunidad judeo-cristiana y por san Mateo".

Y continúa afirmando:

"Para decirlo en forma simple: ésta es también mi convicción".

Benedicto XVI reconoce que "en el transcurso de los últimos cincuenta años" se ha afirmado entre los exégetas la tendencia a no reconocer la historicidad de la adoración de los Reyes Magos. Esta opinión - advierte - "no se funda en nuevos conocimientos históricos, sino en una actitud diferente frente a las Sagradas Escrituras y al mensaje cristiano en su conjunto".

Como prueba de este cambio, el Papa hace ver claramente que mientras el protestante Gerhard Delling, en el término "Mágos" del "Diccionario Teológico del Nuevo Testamento", ya en 1942 "consideraba asegurada en forma convincente la historicidad del relato sobre los Reyes Magos", posteriormente "también exégetas de clara orientación eclesial" como los católicos Ernst Nellessen o Rudolf Pesch se han pronunciado "contrarios a la historicidad" o al menos han "dejado abierta tal cuestión".

Pero frente a todo esto Benedicto XVI aconseja "considerar atentamente" la postura de otro exégeta católico contemporáneo, Klaus Berger, que en su comentario del 2011 al Nuevo Testamento escribe:

"Es necesario suponer – hasta que haya prueba en contrario – que los evangelistas no intentan engañar a sus lectores, sino que quieren relatar hechos históricos. Impugnar por pura sospecha la historicidad de este relato va más allá de toda competencia imaginable de los historiadores".

Y concluye diciendo que:

"No puedo no concordar con esta afirmación. Los dos capítulos del relato de la infancia en el Evangelio de san Mateo no son una meditación expresada en forma de historia. Al contrario: san Mateo nos relata la verdadera historia, que ha sido meditada e interpretada teológicamente, y de este modo nos ayuda a comprender más a fondo el misterio de Jesús".

A continuación presentamos la página final del libro, al término del capítulo sobre Jesús a los doce años perdido y encontrado en el Templo.

EL MISTERIO DEL VERDADERO HOMBRE Y VERDADERO DIOS


[...] Es importante también lo que san Lucas dice sobre el crecimiento de Jesús no sólo en edad, sino también en sabiduría. Por una parte, en la respuesta del adolescente de doce años se hizo evidente que Él conoce al Padre – Dios – desde dentro. Solamente Él conoce a Dios, no sólo a través de personas humanas que dan testimonio de él, sino que Él lo reconoce en sí mismo. Como Hijo, Él está en una relación de tú a tú con el Padre. Vive en su presencia. Lo ve. San Juan dice que Él es el Único que "está en el seno del Padre" y por eso puede revelarlo (Jn 1, 18). Es precisamente lo que se torna evidente en la respuesta del adolescente de doce años: Él está con el Padre, ve las cosas y a los hombres bajo su luz.

Pero también es cierto que su sabiduría crece. En cuanto hombre, Él no vive en una omnisciencia abstracta, sino que está arraigado en una historia concreta, en un lugar y en un tiempo, en las diferentes fases de la vida humana, y de todo ello recibe la forma concreta de su saber. Así aparece aquí, en modo muy claro, que Él ha pensado y aprendido en forma humana.

Se torna realmente claro que Él es verdadero hombre y verdadero Dios, tal como lo expresa la fe de la Iglesia. En última instancia, no podemos definir el profundo entrecruzamiento entre una y otra dimensión. Permanece como misterio, y sin embargo aparece en forma muy concreta en la breve narración sobre el adolescente de doce años – una narración que abre así al mismo tiempo la puerta hacia la totalidad de su figura, que luego nos es relatado por los Evangelios.