Dwight Longenecker es un conocido sacerdote católico con amplia experiencia. Converso al catolicismo su camino hacia la Iglesia fue paulatino pues pasó de pastor fundamentalista protestante a evangélico de tipo carismático, luego fue clérigo anglicano y desde hace bastantes años es sacerdote católico y un incansable apologeta gracias a la experiencia acumulada hasta ahora.

En un artículo en su blog reflexiona sobre la evangelización y el por qué en muchas ocasiones ésta no es prioritaria y ni siquiera una opción para muchos católicos.

Longenecker cuenta que recientemente participó en una conferencia en la que el conferenciante citó algunas estadísticas realmente llamativas. A cristianos de diferentes denominaciones  se les preguntó cuál es la importancia de la evangelización para su fe.

Para el 60% de los protestantes aparece como algo muy importante, el porcentaje subía al 85% para el caso de los evangélicos. Sin embargo, tan sólo el 3% de los católicos considera la evangelización como parte fundamental de su fe.



Este sacerdote estadounidense habla de varias razones por las cuales los católicos no evangelizan, algunas de las cuales explican el declive de la Iglesia, y aunque están centradas en Estados Unidos son igualmente aplicables al resto del mundo, especialmente Occidente.

Y además advierte que el peor punto lo ha dejado para el final.

 Longenecker asegura que muchos católicos estadounidenses, y de buena parte del mundo, consideran su religión como hacen los judíos. Es algo con lo que se nace. Uno es de familia católica y culturalmente se define católico sin plantearse otra cosa. Es algo que eres, no algo que haces. “Los católicos culturales nunca imaginan que deberían evangelizar”, afirma.

Muchos católicos piensan que la manera primaria de evangelizar es ayudándolas. Es cierto que dar de comer al hambriento, dar techo a las personas sin hogar, curar a los enfermos, hacer justicia al oprimido es bueno y no debe descuidarse. Es también un poderoso testimonio de la autenticidad del mensaje católico.

Sin embargo, hacer estas cosas no es suficiente. Se necesita darles el Pan de Vida. Muchos católicos nunca dirán una palabra sobre su fe pero están ocupados en el comedor social. Este voluntariado es bueno. Compartir activamente la fe es bueno y también necesario.

Demasiados católicos simplemente no conocen su fe lo suficiente como para compartirla.

Es el Rito de Iniciación Cristiana para Adultos. Los adultos que se quieren bautizar deben hacer este catecumenado de adultos. A muchos les suena raro y “si tiene a alguien interesado en convertirse en católico, hay que informarle sobre el RICA”, si es que no ha empezado ya o incluso concluido. En iglesias protestantes y otros grupos, mientras tanto, el pastor registra y les abre la puerta al momento. “La catequesis adecuada es necesaria, pero un enfoque más creativo y flexible ayudaría”, asegura Longenecker.

Durante mucho tiempo todo en la Iglesia Católica fue hecho por “profesionales”. Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas fueron los que dirigieron las diócesis, parroquias, colegios…Fueron entrenados para hacer “el trabajo de Iglesia”. Mientras tanto, los laicos estaban ahí para rezar y obedecer. Este es el clericalismo que todavía hoy está muy presente en la Iglesia. Muchos laicos simplemente sienten que no es su trabajo el tener que evangelizar.


Para muchos católicos la idea de evangelizar ni siquiera es una opción que se les pueda pasar por al cabeza

No es una cuestión de falta de recursos para evangelizar. De hecho, hay más recursos de los que se pueden manejar. Por tanto, no es falta de recursos como falta de personas que usan estos recursos. “¿Cuántos buenos vídeos  católicos languidecen en las estanterías porque simplemente las personas no se molestan en verlos y compartirlos? ¿Cuántos libros, folletos y cursos de capacitación acumulan polvo porque nadie se molesta en usarlos?” Esto mismo pasa con páginas webs y otros recursos evangelizadores.

Este el sentimiento generalizado de que todas las denominaciones cristianas e incluso que todas las religiones son prácticamente iguales y en realidad no importa a cuál asistir. Este “consumismo” de elige el que más te guste se ha extendido en la Iglesia. Son muchos los católicos que creen que está bien si una persona asiste a otra iglesia cristiana, a ninguna o se hace de otra religión. Estos católicos no evangelizan ni evangelizarán porque no creen que sea necesario.

La hermana gemela fea de la indiferencia es el universalismo, la enseñanza de que Dios ama a tanto a todos que nunca nadie irá al infierno. Es decir, todos se salvarán. Entonces, ¿para qué molestarse en evangelizar si al final todos irán al cielo simplemente porque Dios es una figura como Santa Claus o los Reyes Magos que asegurará un lugar a todos en el cielo? Al igual que con la indiferencia, la Iglesia Católica está plagada de universalismo y de un derivado según el cual sí hay un infierno pero en el que hay unas pocas personas que con el tiempo irán al cielo.