La secularización crece de manera vertiginosa en Europa y amenaza con convertir el continente en un erial espiritual. Para luchar contra esto se están reproduciendo numerosas iniciativas para revitalizar la fe e incluso para lo que sería ya un primer anuncio. Una evangelización a tiempo y a destiempo.
 
Es lo que está ocurriendo en Alemania. Los cristianos, tanto católicos como protestantes, están viendo como las iglesias se van vaciando y cómo la práctica religiosa va cayendo a niveles no conocidos hasta ahora. De este modo, han decidido unirse en este frente común contra la descristianización de su país y han llevado a cabo una curiosa iniciativa. Si la gente no va a las iglesias, éstas irán directamente a la gente.
 
Así, han ido creciendo como setas pequeños templos a los pies de las autopistas alemanas o en las áreas de descanso donde se concentran un buen número de conductores  y familias.
 
Esta experiencia lleva varios años llevándose a cabo y no para de crecer. Algunas de estas capillas son católicas, otras protestantes y en algunos lugares han sido financiadas por ambas comunidades, alternándose los servicios religiosos.
 
A tenor de los datos, las “iglesias de las autopistas” están siendo un éxito y sobre todo están sirviendo de instrumento para llevar a Dios a los alejados, pues muchos entraron por primera vez por curiosidad y ahora rezan a menudo en ellas.
 
Un ejemplo de ella es esta curiosa capilla  en la autopista en Medenbach. Acoge a 45.000 personas cada año. Una decena de fieles se encarga de mantener y cuidar el templo así como a acoger a los visitantes que llegan y van. “El lugar debe ser un oasis de calma y tranquilidad para aquellos que deseen escapar por un momento del torbellino de la vida cotidiana y encontrar la paz en la oración”, asegura uno de los responsables.
 
En este templo tienen cabida tanto católicos como protestantes. Han puesto en marcha el ecumenismo como un mecanismo de defensa mutuo ante la secularización. De hecho, cuentan que “el altar fue financiado conjuntamente por la Iglesia Evangélica de Hesse y Nassau y la Diócesis Católica de Limburgo”. De hecho, sacerdotes católicos y pastores protestantes se van alternando en los servicios religiosos para atender las necesidades de los que allí acuden. De igual modo, la arquitectura de estas iglesias de carretera está pensada para respetar la tradición católica y protestante.
 
Los frutos de estas iniciativas comienzan a florecer, aunque sean pequeñas gotas en el mar. Son muchos viajeros y turistas los que han parado en estas iglesias y han pasado a orar, a aislarse del ruido del mundo. “Muchos vienen por curiosidad pero este es un primer paso hacia la vida espiritual”, asegura un sacerdote.
 
Edmund Urbanek es una de las miles de personas que ha descubierto estos templos a los pies de la carretera. Tiene 61 años y es católico. Siempre se detiene en Medenbach. Allí entra y reza por largo tiempo. Lo hace una vez a la semana. “Hago 10.000 millas al mes y rezo para que Dios me proteja durante los viajes largos y vele por mi familia”, relata.
 
Cerca de él está Ulrika. Es protestante pero igualmente se detiene regularmente en este templo de camino a su trabajo. “No voy a la iglesia los domingos pero aprecio la serenidad del lugar de culto”, afirma. Y es que afirma que este lugar es sencillo “pero tiene algo especial que a la vez llena mi corazón”.
 
Pero este lugar no sólo responde al ecumenismo sino que sirve como herramienta para la nueva evangelización. Es el caso de Jochen Hallmann y su familia, para los que este extraño templo fue todo un descubrimiento en sus vidas.
 
Jochen confiesa que “no estaba interesado para nada en la religión” y yendo de viaje se detuvieron por casualidad en esta área de servicio. “Aparcamos el coche y me di cuenta del edificio”, recuerda. Y es que el lugar en esa parada parecía tranquilo para comer. “La curiosidad de los niños provocó que la familia entrara en la iglesia antes de partir. Todos nos sentamos y estuvimos un rato en silencio y fue una experiencia completamente rejuvenecedora”, cuenta el padre de familia que no estaba interesado en la religión.
 
Estas experiencias han ayudado a mucha gente. Incluso esta iglesia de  Medenbach nació financiada por una de estas personas. Un laico, Alfred Weigle, visitó una de estos templos de carretera. Era una iglesia católica en una autopista en Baden-Württemberg.

Esta visita le impresionó y le ayudó por lo que a su vez quiso colaborar en la construcción de estos templos pues es un empresario de éxito. Pero fue tras la muerte de su mujer debido a un cáncer cuando vio el apoyo y la fuerza que le dio la fe. Desde entonces ha querido invertir su dinero para el enriquecimiento espiritual a través de estos templos ecuménicos.
 
“Ya sea católica o protestante, la iglesia es un lugar privilegiado para el encuentro con Dios”, afirma uno de los responsables, que además añade que esta iniciativa es "una oportunidad para el intercambio entre los feligreses y los viajeros".