Experiencias sorprendentes del mundo cinematográfico




Por Elizabeth Lev

ROMA, jueves 17 de junio de 2010 (ZENIT.org).- Los festivales cinematográficos tienden a suscitar mi lado más cínico. Ya se trate de Cannes, Venecia o el de Sundance, parece siempre que premios y publicidad recaigan en filmes que promueven tres temas principales: aborto, uniones homosexuales y eutanasia. Añádase una pizca de banal estereotipo anticatólico y ya está, he aquí un gran éxito. Más allá del mal gusto y de la obvia ofensa, todo el negocio de los premios cinematográficos se hace verdaderamente aburrido.

¿Qué ha sido, nos preguntamos, de los días en los que filmes como Beckett y Un hombre para la eternidad o incluso Sonrisas y Lágrimas acaparaban todos los premios?

Una realizadora católica, Liana Marabini, ha decidido desafiar a estos festivales con uno propio, y la semana pasada tuvo lugar en el Auditorio de Vía de la Conciliación el primer festival de filmes católicos de Roma.

Con el patrocinio del Consejo Pontificio de la Cultura esta reseña que ha durado una semana presentó filmes, documentales y obras televisivas que ilustran “valores morales universales y modelos positivos”.

El festival, titulado Mirabile Dictu (in latín “maravilloso de decir”), seleccionó filmes de todo el mundo. Un jurado compuesto por actores, escenógrafos, productores y un teólogo concedió los seis premios para el mejor filme, mejor documental, actor de cortometraje y dirección. El premio a la carrera fue a Giancarlo Giannini, que trabajó con Luchino Visconti, Ranier Werner Fassbinder, Lina Wertmüller y Tony y Ridley Scott, y ha sido visto recientemente junto a Daniel Craig en la nueva aventura de James Bond.

Los ganadores fueron dados a conocer el 10 de junio en un evento de gala que tuvo lugar en la terraza panorámica de los Museos Capitolinos. El premio al mejor filme fue a Désobéir, una película francesa de 2009 dirigida por Joel Santoni, que cuenta la historia de Aristides de Sousa Mendes, que salvó la vida de los judíos durante la II Guerra Mundial emitiendo visados para Portugal.

Actuando de este modo, Mendes desafió al propio Gobierno, muriendo luego en desgracia y pobreza. La estrella del filme, Bernard le Coq, ganó el premio al mejor actor.

El premio a la mejor dirección fue al irlandés Paul Brady por su Janey Mary, de 2007, que cuenta la historia de una niña de cinco años en las calles de Dublín de los años cuarenta del siglo XX. El racionamiento del periodo de guerra hace morir de hambre a la población, y la ciudad está presa de la depresión. La amistad entre la niña y un sacerdote agustino es el tipo de historia edificante que se quiere oir desde Irlanda justo en este momento.

Un filme sorprendente no ha ganado premios pero ha arrojado un vislumbre de esperanza para el cine estadounidense: The Confessor, conocido también como The Good Shepherd, de Lewin Webb y con Christian Slater.

Slater interpreta al padre Daniel Clemens, un astuto relaciones públicas de su archidiócesis. Cuando visita a un sacerdote en la cárcel por haber rechazado infringir el secreto de confesión, su estilo de vida materialista es desafiado y se da cuenta de lo que significa de verdad servir a la Iglesia. Aunque del 2004, el filme no ha tenido nunca una gran distribución. Mirabile Dictu encontró esta película y permitió que su mensaje positivo se transmitiera y que el público pudiera disfrutar de un Christian Slater en el que puede ser su primer papel edificante en un filme.

Mirabile Dictu no es el primero de su categoría. El más antiguo Festival Internacional Cinematográfico y Multimedios Católico se celebra cada año en Niepokalanow, Polonia, y este año celebró el 25 aniversario. En 2009, debutó en Miami con gran éxito el JP2 International Film Festival. En Roma, entre el festival de Cannes y el de Venecia, Mirabile Dictu está dispuesto a convertirse en el caput mundi del cine católico.

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Elizabeth Lev es profesora de arte y arquitectura en el campus italiano de la Universidad Duquesne y en el programa de Estudios Católicos de la Universidad de Santo Tomás. Se puede contactar con ella a través de la dirección de correo electrónico lizlev@zenit.org.

[Traducido del italiano por Nieves San Martín]