Hoy será festivo en Lisboa, donde se espera que el Papa aterrice a las 11.00 horas (las 12.00 en España). Y el jueves será fiesta en todo el país, dado que ese día se alcanzará el punto álgido de la visita del Papa al país luso con la misa que Benedicto XVI ofrecerá en Fátima justo en la fecha en la que se cumplen 101 años exactos de la primera aparición allí de la Virgen a tres niños, dos de los cuales (Francisco y Jacinta) fueron beatificados hace diez años.
 
Los sindicatos y la patronal han puesto el grito en el cielo, asegurando que es una irresponsabilidad que un país -que según la mayoría de los analistas puede ser el siguiente en seguir los pasos de Grecia- se permita un día de fiesta nacional con motivo de la visita de Benedicto XVI, el tercer papa que visita Fátima después de Pablo VI y de Juan Pablo II y quien ya antes de ser elegido pontífice acudió al famoso santuario portugués, informa El Mundo.
 
Es verdad que, según las estadísticas de la Iglesia, entre los 10,6 millones de habitantes con que cuenta Portugal se cuenta un 88% de católicos. Pero también resulta insólito que sea el mismo Gobierno que en 2007 legalizó el aborto durante las diez primeras semanas de embarazo y que recientemente ha aprobado el matrimonio entre personas del mismo sexo (para la entrada en vigor de la ley sólo falta que el presidente, el católico y conservador Aníbal Cavaco Silva, estampe su firma en el texto) el que ahora declare una jornada de fiesta nacional coincidiendo con el viaje de Benedicto XVI.
 
El acto más relevante de hoy será la misa que el Papa celebrará en el Terreiro do Paço de Lisboa. Pero el plato fuerte de la visita del Pontífice a Portugal (y que constituye su 15º viaje al extranjero desde que hace cinco años fuera elegido Papa) será la misa que el jueves oficiará en la explanada del Santuario de Fátima.