El mensaje de la campaña es sencillo, pero significativo: «Su Santidad: Le ruego que, frente a la campaña de insidias de la que está siendo objeto, acepte mi testimonio de apoyo personal y mi reconocimiento de la indispensable contribución histórica y actual de la Iglesia Católica a la integridad del ser humano».

Unas pocas pero sentidas palabras que ReL apoya en su integridad y que ya han sido suscritas por multitud de ciudadanos, unos 10.000 en menos de 24 horas a través de la página web de la asociación HazteOir.org, que sostiene en un correo electrónico enviado a sus simpatizantes, que Benedicto XVI «ha actuado con diligencia y valentía ante las denuncias» mientras que se ha producido un «brutal hostigamiento» contra el Papa por parte de «políticos de la izquierda y de la prensa laicista más radical que fomentan el sexo con niños, adoctrinan sobre las bondades de su práctica en las escuelaspúblicas y promueven, de común acuerdo con la poderosa minoría del lobby gay, cambios de mentalidad y legislativos para rebajar la edad a la que es lícito mantener relaciones con un menor».


Por su parte, el sacerdote y blogger de ReL, Juan García Inza, propone otro modelo de carta  más extensa, pero cargada de razones, en la que, además de mostrar su apoyo al Santo Padre, expone que «el demonio se filtra por todas las rendijas, y planta batalla en todos los frentes. Primero pervierte a los sacerdotes que puede, y después lo airea para escándalo de los débiles en la fe, y más de los enemigos de Dios y de la Iglesia. Siento mucho todo lo ocurrido, pero prometo estar a su lado en la oración por mis hermanos los sacerdotes. Rezaré al Señor en este Año Sacerdotal para que los preserve del mal, y los haga heroicamente santos».

En la red social Tuenti, también se hanpuesto en marcha iniciativas a favor del Santo Padre. Así, existe un grupo llamado «Yo también soy Benedicto XVI» en el que se pone de relieve el sufrimiento que debe estar padeciendo el Papa que «está dando la cara por todos los católicos, cuando nada grave ha hecho» y se inquiere a los católicos: «¿qué hacemos ante esto?».

Una respuesta que se propone es considerar que «lo que digan de él lo dicen de mí» y, para asumir ese compromiso, se presentan varias acciones como rezar por el Papa un Avemaría, un misterio del Rosario o el Rosario completo, visitar el Santísim u ofrecer una misa por él.