La segunda propuesta para un Pacto Educativo elaboradorado por el ministro de Educación, Ángel Gabilondo, «no satisface a nadie». Esta es la conclusión hecha pública en el último número del semanario Alfa y Omega por la secretaria general de la provincia eclesiástica de Madrid y miembro del Consejo General del Estado, María Rosa de la Cierva.

Quien es, de facto, la «mano derecha» del cardenal Rouco Varela, presidente de la Conferencia Episcopal Española, además, asegura que «la decepción es hasta hiriente», tras el estudio de la propuesta. Entre otras razones, arguye, porque «ni que decir tengo que las observaciones que modestamente le envié como miembro del consejo Escolar del Estado, donde el señor ministro nos las reclamó, no hay nada de nada». «No le veo diaologante, señor Gabilondo», remacha la hermana de la Congregación del Sagrado Corazón de Jesús.


Entre las críticas, De la Cierva señala que el ministro «no se fía» de los colegios concertados de iniciativa social, ya que el borrador habla primero de «favorecer la libertad de elección de las familias», para luego añadir que la libertad estará contemplada sólo «en el marco de la programación de la Administración educativa». Que dicho con menos finura es como decir que el perro pasea libre por donde quiera, pero no sale de la jaula que yo le ponga.

En el borrador se insiste en la «escolarización equitativa del alumnado con necesidades educativas especiales» u que sufra otras dificultades para aprovechar al máximo el periodo de aprendizaje. Sin embargo, como expone la hermana De la Cierva, «la escolarización (de este alumnado con dificultades) tendrá que ser proporcional, no equitativa» ya que alrededor del 70% de los centros son públicos y un 30%, de iniciativa social.


María Rosa de la Cierva también señala, en su ártículo de Alfa y Omega, que el borrador manifiesta una «desconfianza abrumadora» hacia los centros de iniciativa social ya que «no garantiza el concierto» económico, que «dependerá, se deduce, de sus informes», amén de que desde el ministerio se propone que se analice «los sistemas de selección y formación de los equipos directivos» de estos centros.


María  Rosa de la Cierva, lejos de conformarse con el rapapolvo al ministro de Educación, por el contenido reflejado en el segundo borrador del Pacto Educativo, le plantea a Gabilondo hasta doce propuestas que tilda de «mimbres básicos e irrenunciables» y que le reitera con la esperanza de que «la repetición le ayude a tenerlos en cuenta».

Entre ellos, se encuentran:

Estas propuestas sse suman a una reivindicación de las humanidades, en especial de la Literatura, de la Historia y de la Geografía, paraque los niños puedan, como antaño, aprenderse todos los ríos y capitales del mundo o la Reconquista de España.

Del mismo modo, María Rosa de la Cierva pide que se garantice el estudio de «la Lengua Española o Castellana, como más le guste» al ministro «en todos los rincones de España»; que se siga el ejemplo de la Comunidad de Madrid de declarar al profesor autoridad pública y que el Bachillerato sea, «al menos, de tres años». Porque, como asegura María Rosa de la Cierva, «somos el hazmerreir de Europa».