El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha admitido este martes el recurso presentado por el Gobierno italiano contra la sentencia del 3 de noviembre de 2009, que obligaba a retirar el Crucifijo de las escuelas públicas italianas.
 
El Gobierno italiano había presentado el 29 de enero un recurso, explicando que «el Crucifijo es uno de los símbolos de nuestra historia y de nuestra identidad» y que «la cristiandad representa las raíces de nuestra cultura, lo que hoy somos».
 
El Tribunal Europeo había afirmado en noviembre que el Crucifijo en las aulas de la escuela pública constituye una violación del artículo 2, del Protocolo n. 1, de la Convención Europea de los Derechos del Hombre (derecho a la educación), examinado conjuntamente con el artículo 9 (libertad de pensamiento, de conciencia y de religión) del citado Convenio.
 
Según aquella sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, la presencia de los crucifijos en las aulas es «una violación de los derechos de los padres a educar a sus hijos según sus convicciones» y de «la libertad de religión de los alumnos». La sentencia respondía al recurso presentado por Soile Lautsi, una ciudadana italiana de origen finlandés que en 2001 había pedido al instituto público italiano en el que estudiaban sus dos hijos que quitara los crucifijos de las aulas.
 
El colegio de cinco jueces de la Gran Sala del Tribunal Europeo de Derechos Human os ha aceptado ahora la petición del Gobierno italiano para que la sentencia del caso Lautsi contra Italia sobre los crucifijos sea reenviada a esta instancia.
 
Revisión ante 17 jueces
De este modo, el «caso de los crucifijos» será examinado por la Gran Sala del citado tribunal, compuesta por 17 jueces; no estarán presentes los que dictaron la sentencia, a excepción del italiano.
 
Según el proceso, se prevé una vista en la sede del Tribunal, en la que la defensa de la demandante Lautsi y los abogados del Estado italiano puedan exponer sus argumentos antes de que los magistrados adopten su posición.
El presidente del Tribunal, Jean-Paul Costa, tiene la potestad de invitar a todo Estado parte del Convenio Europeo de Derechos Humanos o a toda persona interesada en la demanda a realizar observaciones escritas de cara a la celebración de la vista.
 
El Centro Europeo por la Ley y la Justicia (European Center for Law & Justice) ha comunicado a ZENIT su intención de presentarse como parte en causa en este caso para defender una sana concepción de la libertad religiosa.
 
El director de ese Centro, Grégor Puppinck, ha explicado que un centenar de diputados de diferentes países y partidos políticos europeos se han unido a su iniciativa para presentar al presidente del Tribunal la autorización para plantear observaciones escritas para que sean tomadas en cuenta por la audiencia.
En un comunicado, el cardenal Péter Erdő, arzobispo de Ezstergom-Budapest y presidente del Consejo de las Conferencias Episcopales de Euroopa, ha subrayado la necesidad de que «las cuestiones religiosas sean afrontadas a nivel nacional, según el principio de subsidiariedad, pues la sensibilidad religiosa y la percepción del principio de laicidad cambia de un país a otro».
 
«Considero -añade- que sería un acto de gran sabiduría si la Gran Sala, al reexaminar el caso, aceptara este hecho, que sin duda volverá a dar confianza en las instituciones europeas a los numerosos ciudadanos europeos, cristianos creyentes y laicos, que se habían sentido profundamente heridos por esta sentencia».
 
De hecho, el Centro Europeo por la Ley y la Justicia constata que esta sentencia ha suscitado una reprobación política sin precedentes en la historia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos. «Parlamentos y gobiernos nacionales, así como altas jurisdicciones nacionales han desaprobado públicamente al Tribunal de Estrasburgo», constata Puppinck.
 
Comentando la decisión de este jueves del Tribunal, el cardenal Angelo Bagnasco, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, ha explicado que constituye «un acto de sentido común dese ado por todos, pues respeta lo que constituye la tradición viva de nuestro país y reconoce un dato histórico objetivo, según el cual en la raíz de la cultura y de la historia europeas se encuentra el Evangelio, que se resume en Jesús crucificado». 
 

La Corte Europea de Derechos Humanos aceptó la apelación presentada por el gobierno de Italia el pasado 28 de enero, después de que en noviembre de 2009 decidiera que los crucifijos no debían estar en las aulas de las escuelas. Ahora la corte estudiará la apelación para luego dar un veredicto al respecto.

El fallo de la Corte le daba la razón a una madre de familia que alegaba que los crucifijos «no correspondían» a la forma que sus hijos deberían ser educados. Ante esta decisión, el gobierno de Italia defendió la presencia de los crucifijos en las aulas de los colegios públicos, como un símbolo que representa las raíces cristianas del país, informa ACI.

Al respecto, el Rector de la Universidad LUMSA, Giuseppe Dalla Torre, comentó en entrevista con la agencia SIR que recibió «con alegría este primer resultado, y espero que la Gran Cámara comprenda las razones que el Gobierno está exponiendo y declare a favor de Italia». «La decisión tomada por la corte en noviembre del año pasado ha causado un gran revuelo no sólo en Italia, sino también en otros países de Europa», continuó Dalla Torre.

Según el rector universitario, «esto el algo positivo ya que los países de Europa, especialmente los de la UE, apoyan el hecho de que los aspectos religiosos deben ser resueltos democrática y constitucionalmente por la jurisdicción de cada país».

«Estos casos corresponden a la identidad nacional de cada país», finalizó.