A un costado de la catedral de Nuestra Señora de los Dolores de Soriano, en Querétaro (México), y tras ocho meses de trabajos, se ha erigido y ha sido consagrada la primera capilla que será usada casi en exclusiva a la práctica de exorcismos. El pasado día 6 defebrero, el propio obispo  de la diócesis, monseñor Mario de Gasperín Gasperín, consagró el templo dedicado a las Benditas Ánimas del Purgatorio.

Según informa el diario Zócalo de México, la nueva capilla ha sido sufragada con fondos de la propia dióceiss de Querétaro y con aportaciones de los fieles. Si bien este espacio estará destinado de forma específica para la práctica de exorcismos, también «tendrá la fuinción de ser un oratorio personas para sacerdotes o para personas que estén en retiro espiritual», según describe el rector de la basílica catedral, el padre Rogelio Cano.


No es casual que haya sido en Querétaro. No en vano, en 2004 el prelado ya se vió en la necesidad de crear un Minsterio del Exorcismo en su diócesis como consecuencia del «crecimiento de los fenómenos relacionados con las personas víctimas de maleficios, posesiones, obsesiones y opresiones», según explicaron sus portavoces. Y las cifras que reportaba entonces el obispado eran para alarmarse: más de 400 casos de posesión diabólica entre 1999 y 2004.

Ese mismo año de 2004, el cardenal Norberto Rivera, inauguraba el I Encuentro Nacional de Exorcistas y Auxiliares de Liberación, al que acudieron unos 500 participantes, de entre los cuales destacaba como ponente el padre Gabriel Amorth, fundador de la Asociación Internacional de Exorcistas.

En la actualidad, en México se realizan hasta cinco exorcismos diarios y todas las diócesis tienen sacerdotes destinados a este ministerio. En Querétaro son cuatro.


El vicario general de la diócesis de Querétaro, el padre Salvador Espinosa, ha asegurado que lo primero ante la noticia de una posible posesión es enviar a la persona al psiquiatra «y cuando se dan cuenta de que las conductas ya no son de su área empezamos a tratarlos».

El aumento de prácticas se debe, según Espinosa, a dos causas. «La primera, que existe un número de personas que acuden con brujos, curanderos o personas que dicen tener poderes especiales. La segunda, la pérdida de valores y de fe». A este respecto, el padre Rogelio Cano añade que el demonio de la lujuria «está extendido por todas partes, es el que más problemas de conducta nos ha causado».


En 1999, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos presentó el nuevo rito de Exorcismos que, según el entonces prefecto, el cardenal Jorge Medina Estévez, no constituía un cambio sustancial respecto al aprobado en 1614 ya que «entre el rito anteriory el nuevo hay una gran continuidad; no existe un cambio radical. El Lenguaje es más sobrio; hay menos adjetivos, pero la expresión de la fe en el poder de Dios para expulsar el demonio esla misma en ambos casos».