El pontífice recibió hoy en audiencia a los miembros de las Academias Pontificias de Santo Tomás de Aquino, de Teología, de Arqueología, de la Inmaculada, de Bellas Artes, Cultorum martyrum, y la Academia Mariana, durante su tradicional sesión pública anual.
 
Recordando que hoy se celebra, precisamente, la memoria de santo Tomás de Aquino – a cuyo pensamiento está dedicada toda una Academia – Benedicto XVI invitó a los miembros y expertos de las Academias a «confiar en la posibilidad de la razón humana», manteniendo la fidelidad al «depósito de la fe», a la hora de afrontar las cuestiones que plantea el diálogo con las culturas.
 
«Es necesario que las Pontificias Academias sean hoy más que nunca Instituciones vitales y vivaces, capaces de percibir agudamente tanto las preguntas de la sociedad y de las culturas, como las necesidades y las expectativas de la Iglesia», afirmó.
 
El objetivo de trabajo de las Academias Pontificas debe ser, explicó el Papa, «promover, con todas las energías y los medios a disposición, un auténtico humanismo cristiano». «La cultura contemporánea, y aún más los propios creyentes, solicitan continuamente la reflexión y la acción de la Iglesia en los diversos ámbitos en los que surgen nuevas problemáticas y que constituyen también sectores en los que trabajáis».
 
Estos sectores, explicó el Papa, son «la búsqueda filosófica y teológica; la reflexión sobre la figura de la Virgen María; el estudio de la historia, de los monumentos, de los testimonios recibidos en herencia por los fieles de las primeras generaciones cristianas, comenzando por los mártires; el delicado e importante diálogo entre la fe cristiana y la creatividad artística».
 
En este sentido, invitó a los académicos a «ofrecer una contribución cualificada, competente y apasionada, para que toda la Iglesia, y en particular la Santa Sede, pueda disponer de ocasiones, de lenguajes y de medios adecuados para dialogar con las culturas contemporáneas».
 
Con ello, la Iglesia podrá «responder eficazmente a las preguntas y a los desafíos que la interpelan en los diversos ámbitos del saber y de la experiencia humana».
 
Jóvenes
En particular, el Papa mostró si preocupación por los jóvenes, cuya formación se resiente a causa de la pérdida de valores de las sociedades occidentales. «Como he afirmado muchas veces, la cultura de hoy se resiente fuertemente, tanto de una visión dominada por el relativismo y el subjetivismo, como por métodos y actitudes a veces superficiales e incluso banales».
 
Esta superficialidad cultural «daña la seriedad de la investigación y de la reflexión y, en consecuencia también el diálogo, la comparación y la comunicación interpersonal».  Por tanto, el Papa afirma que es necesario «volver a crear las condiciones esenciales de una capacidad real de profundización en el estudio y en la investigación, para que se dialogue racionalmente y se confronte eficazmente sobre las diversas problemáticas, en la perspectiva de un crecimiento común y de una formación que promueva al hombre en su integridad y compleción».
 
Esta «carencia de puntos de referencia ideales y morales» afecta a «la convivencia civil y sobre todo la formación de las generaciones jóvenes», advirtió.
En este sentido, afirmó que es necesario realizar «una oferta ideal y práctica de valores y de verdades, de razones fuertes de vida y de esperanza, que pueda y deba interesar a todos, sobre todo a los jóvenes».
 
Por Inma Álvarez