«Aunque parezca mentira, no se siente un obispo mediático, pero por la soltura y la destreza que manifiesta, es uno de los mejores surfistas que domina la cresta de las olas de los medios», reconoce el vicario general de Palencia, Antonio gómez Cantero, en los que ha librado «una lucha sin parangón contra el relativismo, la tibieza y la mediocridad», sin «ñoñerías, por muy religiosas que estas parezcan». «Nadie le puede enmudecer, sólo guarda silencio si hablan mal de él».

Para Gómez Cantero, en monseñor Munilla «no hay medias tintas ni palabras diplomáticas. [...] No se medra, habla con quien tenga que hablar y dice lo que tenga que decir. No es lo que mucha gente espera de un obispo al uso, es joven, dinámico, sin complejos, con muy buen humor y... la ropa se la hace su madre».


Pero las alabanzas no se quedan ahí: «Me he encontrado con un hombre creyente, bueno y trabajador, preocupado y ocupado por la buena marcha de estas porción de la Iglesia y, en este sentido, nada se le pone por delante, porque sabe de Quién se ha fiado. su lema episcopal: "En Vos confío" lo deja bien claro».

Confianza que, subraya gómez Cantero, quiere transmitir con especial celo a los jóvenes porque de ellos «depende no sólo la vitalidad de la Iglesia se hoy, sino también la del mañana».


Al concluir la carta, el viario general de Palencia asegura que «don josé Ignacio no tiene miedo, porque el miedo entorpece la marcha de los aconteciemintos y de la misma vida. El miedo lo provoca el que no se cumplan tus expectativas o el que seas rechazado, cuando lo que buscas es agradar. Nada de esto pasa por su mente. No ha buscado nada, ha sido llamad y responde: ¡Aquí estoy! tiene la certeza de que el camino del discípulo es como el del maestro "que aprendió en la escuela del dolor lo que cuesta obedecer"».

Quien ha tenido algún encuentro en la distancia corta con monseñor Munilla sabe que no es partidario del «munillismo», un fenómeno «desatado» en las últimas semanas incluso en redes sociales como Facebook, desde su designación como nuevo obispo de San Sebastián. Porque aunque a nadie le amarga un dulce, él prefiere que esas manifestaciones sean de aceptación de la voluntad del Santo Padre, que le ha devuelto a tierras vascas y no de exaltación del obispo.