«Se pretende contar la labor que hacen, día tras día, los misioneros españoles con las personas más necesitadas», en los países «más difíciles del mundo», ha recordado el presidente de la cadena, Julián Velasco.
Anastasio Gil, director de OMP, señala que lo más complejo de estas series es «tener la delicadeza de introducirnos en el interior de esas personas, cuya vida resulta misteriosa, interpelativa y que nos saca de la monotonía de lo ordinario».
«No se trata de que los reporteros muestren la flora y la fauna de estos lugares», sino que «sean capaces de entrar en el interior bellísimo e interpelante de cada uno de los misioneros». Y añadió: «Os aseguro que el gran regalo es tener una conversación, sin pestañear, con un misionero», con mucho respeto y con mucho silencio».
Asell Sánchez, el periodista conductor de Misioneros por el Mundo, explicó que con esta serie ha aprendido «que dar es mejor que recibir». Además, ha incidido en «la suerte de llegar al corazón de los misioneros», como les sucedió, por ejemplo, en algún rincón escondido de Japón: «Cuando un japonés se convierte al catolicismo, es un triunfo». Allí, «los niños del colegio, aunque en su mayoría no son católicos, saben rezar», y «eso es un prestigio para sus padres».
«Lo más difícil de un misionero», dice Anastasio Gil, es «que nos diga qué hay en su interior» porque «nunca quieren hablar de sí mismos». Y concluyó afirmando: «Vale la pena gastar la vida por los demás, y en eso se circunscribe todo lo demás».
Vídeos de Misioneros por el Mundo en:
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