Con motivo del Domingo Mundial de las misiones (Domund, www.omp.es/domund/), dos misioneros burgaleses han explicado en Burgos su experiencia anunciando el evangelio en países africanos. 

Pilar Serrano, Franciscana Misionera de María y natural de Cogollos, se unió a la misión con 27 años y, desde entonces, ha pasado 17 años en Níger, 20 en Togo y ahora se prepara para ir a Burkina Faso

Durante todos estos años, no solo se ha encargado de formar hermanas misioneras y de crear Iglesia en zonas mayoritariamente musulmanas, con tendencia a la radicalización, sino que también ha tratado de cerca temas como el sida y la malnutrición. Lo explica en Salamanca24horas.com.


En Níger, un país gravemente amenazado por la sequía, Serrano comenta que es donde ha vivido de cerca la hambruna, una de las cosas que más le ha marcado ya que, asegura, "una cosa es ver el hambre en la televisión y otra es vivirlo en tus propias carnes".

"La gente se olvida de comer porque no tienen nada; se me caía el alma cuando veía a un niño amamantarse de su madre ya fallecida", ha añadido.

Aun así, destaca que la comunidad religiosa de Níger, en la que un 98% de población es musulmana, está volcada con el pueblo y con los pobres. Allí, donde ha visto a la población ser atacada por Boko Haram y sumida en el Conflicto Tuareg, su labor ha dejado más de 70 hermanas y tres comunidades cristianas.


  Pilar Serrano en Togo, donde combatía la malnutrición 

En la región de Togo, donde ha estado 20 años, su principal labor, además de crear Iglesia, fue combatir el SIDA y la malnutrición, al igual que en Burkina Faso, país al que volverá tras un breve parón en España.


Luis Carlos Rilova, sacerdote burgalés natural de Sasamón, lleva 10 años en Zimbawe. Según relata, en la zona en la que está destinado, al noroeste del país, tan solo un 4% es católico. Al igual que Pilar Serrano, Rilova admite que él también ha vivido la hambruna en primera persona.

"Recuerdo –ha destacado- que desde 2008 hasta febrero de 2009 la gente comía cada tres días". Además, señala, que a pesar de que estuvo siete años en una zona donde "no hay teléfono, ni luz eléctrica ni apenas transporte", disfruta de la gente, aprendiendo su idioma y su cultura.

Cuenta que en Zimbawe ha "vivido una y mil experiencias" pero, asegura acordarse de una que ocurrió a los dos años de llegar. "Me caí de una escalera, me rompí la cabeza del fémur y tardé 24 horas en llegar a la ciudad", relata.

Tanto Serrano como Rilova admiten que "el anuncio del evangelio es la forma que tienen de ayudar", y que para que un misionero pueda transmitir su fe "debe ser pobre".

"Vivir allí con ellos no significa que vivas igual que ellos", matiza Rilova, quien asegura que "ser lo más austero posible" es la mejor manera de predicar el evangelio y hacer tuya la experiencia.


La provincia de Burgos lidera un año más la acción misionera de la Iglesia Católica española. La diócesis burgalesa aporta 730 misioneros, el segundo mayor número de España, y por lo que se refiere a colaboración económica, en 2016 se recaudaron 356.000 euros. La cifra es sensiblemente inferior a la de 2015, cuando se recaudaron casi 519.000 euros.  Le sigue en colaboración al Domund Valladolid, con casi 235.000 euros.

La mayor parte de los misioneros burgaleses están en América (520), mientras que en Europa hay 101, en África 86 y en Asia 22. 

Para ayudar a los misioneros a través de Obras Misionales Pontificias:
www.omp.es/haz-un-donativo/