El llamado «acontecimiento guadalupano» lejos de decrecer en el ánimo de los fieles mexicanos, va en constante ascenso.  La cifra de peregrinos al santuario del Tepeyac podría llegar a los 6.5 millones de personas en tan solo dos días que son considerados como los días centrales del calendario religioso de un pueblo cuya raíz indígena y cristiana representa y acrisola Santa María de Guadalupe.
 
Esta cifra rompería el récord histórico de asistencia al santuario del Tepeyac, que se registró durante las celebraciones de 2008, con 6 millones de peregrinos asistiendo al santuario a orar y a pedir la intercesión de la Virgen.  Una encuesta reciente demuestra que uno de cada cuatro mexicanos manifiesta haber recibido un favor o un milagro por parte de la «Morenita», patrona continental y coronada como reina de México.
 
Peregrinaciones de todos los rincones de México, algunas de Centro América y otras de los Estados Unidos, se unieron a la fiesta donde conviven danzas indígenas y rituales prehispánicos con conmovedoras escenas de fieles que van de rodillas hasta el altar de la Basílica que se encuentra debajo de la imagen sagrada que dejó en la tilma (capa) de Juan Diego la Virgen en aquél 12 de diciembre de 1531, cuando el mensajero entregó la evidencia de las rosas a fray Juan de Zumárraga, primer obispo de México.
 
En la madrugada del 12 de diciembre, un millón de personas se acercaron al atrio y al interior de la Basílica para entonar las «Mañanitas», canto tradicional mexicano mediante el cual se festeja a quienes cumplen años o celebran su santo.  En prácticamente todas las iglesias del país se repitió el canto, pues en México el 12 de diciembre es día de precepto.
 
Durante la celebración y el canto a la Virgen de la madrugada del 11 al 12 de diciembre, el rector de la Basílica de Guadalupe, monseñor Diego Monroy Ponce, pidió a los fieles católicos que asistieron a visitar a la Virgen suplicarle a ella por el país que «se nos desmorona entre las manos cuando la violencia, la corrupción, la justicia, la impunidad, el narcotráfico nos alcanza, lastima y desintegra».
 
«Que nuestros pobres no se conformen a vivir de limosnas, sino más bien a vivir con lo que les pertenece fruto de su esfuerzo y trabajo. Que entendamos todos, pero más nuestras autoridades, que sólo podemos construir un mundo más en concordia, justicia, equidad y paz, desde la fraternidad y la solidaridad», dijo el rector de la Basílica, monseñor Monroy Ponce.
 
Tras «Las mañanitas», Monroy Ponce volvió a hacer un llamado por la unidad de los mexicanos y oró porque ésta se produzca en tiempos en los que las crisis recurrentes parecen golpear el fondo del corazón del país con el segundo número mayor de católicos en el mundo.
 
«Seamos para los demás, dijo el rector de la Insigne y Nacional Basílica de Guadalupe, démonos a ellos, construyámosle a nuestra Niña y muchachita un México de valores, donde se ame y respete la vida, donde la familia como célula vital de la sociedad tenga el lugar privilegiado que le corresponde ante tantas realidades que pretenden opacarla y debilitarla».
 
Y finalizó con una oración-petición: «Tú señora, niña nuestra, conoces muy bien las dificultades que nos aquejan, mantennos en la esperanza. Tú sabes bien la situación social y religiosa por la que pasamos, que a nadie falte por razones políticas, sociales, culturales o económicas el acceso a la salud, al trabajo, al conocimiento, al desarrollo, al descanso, al don inapreciable de la paz».
 
Del Tepeyac a Manhattan
Mientras tanto en Nueva York, la catedral San Patricio fue el lugar elegido para la celebración guadalupana, como la ha venido siendo desde el año de 2002.  Miles de mexicanos y latinoamericanos recibieron a la Virgen y a la «Antorcha Guadalupana», que salió del Tepeyac el pasado 3 de octubre, que recorrió todo el norte de México y el territorio de Estados Unidos, hasta llegar a pleno corazón de Manhattan habiendo sido portada por 25 mil corredores.
 
El objetivo de la antorcha en este año ha sido, como en años anteriores, el pedir por parte de la comunidad católica hispana la legalización de la inmigración y una reforma integral del sistema migratorio estadounidense; también para reforzar los lazos de amistad entre México y Estados Unidos.
 
El director ejecutivo de la Asociación Tepeyac, misma que organiza la «Antorcha» desde que sale de México hasta llegar a Nueva York, Joel Magallán, señaló que es necesario «que la tradición se vaya pasando a los jóvenes que nacieron en Estados Unidos».  En este 2009, 40 por ciento de los portadores fueron jóvenes hispanos nacidos en Estados Unidos.
 
Magallán aseveró que la petición a la Virgen de Guadalupe por los inmigrantes es un reclamo que finalmente corresponde decidir al Congreso de Estados Unidos, si aprueba un proyecto de reforma migratoria.  La de este año ha sido la primera celebración guadalupana para el nuevo arzobispo de Nueva York, monseñor Timothy Dolan, designado el pasado mes febrero por el Papa Benedicto XVI como tal, y que concelebró la misa junto al obispo Josu Iriondo, vicario de asuntos de hispanos de la arquidiócesis neoyorquina.