«Las palabras nunca serán suficientes para pedir perdón por la repugnante historia de acoso sexual y violaciones a niños y adolescentes por parte de sacerdotes de la archidiócesis de Dublín», afirmó este viernes monseñor Diarmuid Martin, en una rueda de prensa.
 
Sus palabras comentaban las conclusiones del Informe Murphy, una investigación sobre el encubrimiento, por parte de la archidiócesis, de más de 300 casos de abusos por parte de más de cuarenta sacerdotes durante alrededor de treinta años.
 
El informe, que ha sido hecho público por el Departamento de Justicia del Gobierno irlandés, revela que la archidiócesis de Dublín y otras autoridades de la Iglesia encubrieron los abusos durante décadas, con la connivencia de las autoridades civiles, informa Zenit.
 
Concretamente, acusa el informe Murphy, los arzobispos y obispos auxiliares de la archidiócesis de Dublín durante las décadas de los 60, 70 y 80, archivaron denuncias de abusos contra sacerdotes, de forma que no llegasen a los tribunales.
Por otro lado, denuncia que las autoridades policiales remitían las demandas a la diócesis, en lugar de investigarlas.

Monseñor Martin afirmó que el informe, aunque «que da una idea de la gravedad de los crímenes que tuvieron lugar», no puede mostrar «el sufrimiento y el trauma sufrido por los niños, y también el sufrimiento de sus familiares». «No encuentro palabras para describir cómo me siento hoy», aseguró el prelado.

En el informe se acusa a las autoridades eclesiásticas de «no haber aplicado la mayoría de sus propias normas de derecho canónico» sobre el trato de los casos de abuso: «El derecho canónico parecía haber caído en desuso y la falta de respeto, a mediados del siglo XX».

Monseñor Martin dijo que era «descorazonador» constatar que mientras que líderes de la Iglesia no reconocían las gravedades de los abusos, «casi todos los padres que acudían a la diócesis para informar sobre los abusos entendían claramente el horror que suponían». «Su principal motivación era casi siempre asegurarse de que lo que les había sucedido a sus hijos, o a ellos mismos, no les sucediera a otros niños».

También el presidente de la Conferencia Episcopal y primado de Irlanda, cardenal Séan Brady, arzobispo de Armagh, declaró estar «avergonzado y entristecido» por los hallazgos.