El Papa Francisco ha aprobado una curación médicamente inexplicable, declarándolo milagro, y permitiendo así la beatificación de la Madre Catalina Rodríguez, fundadora en Argentina de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús en 1872, popularmente llamadas Esclavas Argentinas (www.esclavasargentinas.com.ar).

La Madre Catalina fue amiga y colaboradora de San José Brochero, el llamado "cura gaucho", y se volcó en la evangelización de zonas difíciles de las sierras cordobesas, especialmente con la educación de las niñas.

Nació en 1823 en Córdoba (Argentina) con el nombre de Josefa Saturnina Rodríguez. A los 3 años quedó huérfana de madre y a los 9 murió su padre. La criaron unas tías de firme espiritualidad católica. Se casó con un coronel viudo, Manuel Antonio de Zavalía, que tenía dos niños y fue una esposa ejemplar hasta que él murió, 13 años después.


Años más tarde, ya con 49 años se volcó en la vida religiosa al fundar en 1872, en Córdoba el Instituto de las Hermanas Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, dedicado a la educación, promoción de la mujer y la atención de casas de ejercicios espirituales. Sus escuelas hicieron un gran servicio mediante la educación de las niñas. Hoy tienen colegios por toda Argentina y también en otros países.


  Saturnina, ya como Madre Catalina

En 1877, por invitación de San José Brochero, el incansable evangelizador de amplias zonas rurales de Argentina, ella se instaló en la Villa del Tránsito, como colaboradora en las misiones del Cura Brochero en las sierras cordobesas. La Madre Catalina Rodríguez murió en olor de santidad el 5 de abril de 1896, un domingo de Pascua. San Juan Pablo II la declaró venerable en diciembre de 1997.


  Habitación de la Madre Catalina 


El milagro aprobado primero por el comité médico de la Causa de los Santos, y ahora por el Papa, es la curación inexplicable, en los años 90, de una mujer, Sofía, madre de una empleada de un colegio de las Esclavas en Tucumán (Argentina). La mujer sufrió un paro cardiorespiratorio que la dejó sin signos vitales durante 25 minutos... pero aún vive, en Tucumán tiene unos 76 años y no tiene secuelas. 

La superiora general de la Congregación de las Esclavas, Madre Silvia Fiorentino, señaló a la prensa que tras la parada cardiorrespiratoria "intervinieron unos médicos que le hicieron maniobras de resucitación; no obstante, al cabo de más de media hora de prácticas médicas, los médicos se dieron por vencidos. Los familiares reclamaron continuar con esas maniobras mientras rezaban “a la Madre Catalina para que la salvara”. Finalmente, la paciente reaccionó como si no le hubiera ocurrido nada.

“Que haya quedado sin secuelas, como se demuestra todavía hoy, es también parte del milagro”, asegura la sucesora de la ya inminente beata.