Si el pueblo de la ministra de Igualdad, Alcalá de los Gazules, fuera una plaza de toros, al terminar la faena los críticos dirían que ha habido en el tendido «pitos y palmas». Pitos al morlaco, (la ley del aborto) que es malencarado, rebuscón y astifino. Y palmas excesivas, a pesar de todo, al mayoral, en este caso, «la mayorala», su convecina Bibiana Aído, que ha criado al cornúpeta o burel que convertirá el aborto en un derecho, ante el que la madre y el hijo quedan indefensos.

O dicho más claro, Alcalá de los Gazules la «afición» está dividida ante la nueva ley del aborto y su impulsora y vecina, Bibiana Aído. Como ha podido comprobar la Plataforma «Bebé Aído» al repartir sus ya conocidas reproducciones de un feto de 12 semanas en la localidad natal de la ministra, «la mayoría de los alcalaínos se mostraron contrarios al aborto, pero favorables a la ministra Aído».
 

Así lo ha atestiguado Beatriz Molina, la portavoz de la iniciativa ciudadana creada para mostrar la humanidad de un feto, negada por la ministra en unas desafortunadas declaraciones a la cadena SER. En el reparto de ejemplares del «Bebé Aído» no quedó un rincón sin muñeco: comercios, iglesias, centros de la tercera edad, bares...

En el transcurso del reparto, los miembros de la Plataforma «Bebé Aído» pudieron comprobar la disparidad de sensaciones entre los convecinos de la ministra de Igualdad.  La conclusión generalizada era el rechazo al aborto, al tiempo que la exculpación de Aído, ya que muchos consideran que la nueva legislación sobre eliminación de seres humanos en fase uterina no había sido impulsada por la ministra, sino que se trata de una imposición de su partido, el PSOE. Algunas personas incluso aseguraban que la ministra proviene de una «familia católica».