Su cabeza está llena de lemas y epigramas. «A Dios rogando y con la guitarra dando», porque está convencido de que «los jóvenes de hoy quieren creer en Dios, pero nadie les habla en un idioma que comprenda». Otro: «Paz, Jesús y rock and roll», versión cristiana de aquel «sexo, drogas y rock and roll». Y uno más: «Me lo trago todo, sin personalidad/estoy haciendo un máster en mediocridad», como reza una de sus canciones, «Aborregau», de su último disco.

«Antiaborregamiento»
 

Su inspirador, en esta ocasión, fue un tal Vicente, que «solía ir a la iglesia y sus amigos comenzaron a gastarle bromas estúpidas. Y por no ser considerado “el rarito”, se planteó dejar eso que para él era importante y tanto le aportaba». No lo hizo al final, persuadido por uno de sus profesores, pero el padre Jony, además de la canción, fundó la Plataforma Antiaborregamiento, que promueve desde su web www.padrejony.com
Sin abandonar su faceta de rockero –«comencé a tocar la guitarra a los ocho años»–, se ha lanzado al mundo editorial. Acaba de publicar su primer libro de memorias, «Notas de un cura rockero», que incluye un CD con algunas de sus canciones (entre otras, el «Aborregau»...), y que saldrá a la venta la semana próxima.

Pero, además de los jóvenes, el sacerdote de Amposta (Tarragona) se siente especialmente involucrado con los pobres. «El grito de los nuevos crucificados de nuestro tiempo se estrella contra el muro de nuestra sordera. Es el pecado de la indiferencia, de los que “pasan”», denuncia en su libro.

Ángeles en el infierno

Lo que hizo que el padre Jony sintiera la «llamada de los pobres» fue el inmenso vertedero conocido como «el Infierno», ubicado en un país «que no puedo desvelar para no poner en peligro las vidas de los voluntarios que allí trabajan». «El olor era insoportable. Estaba lleno de charcos nauseabundos con aguas estancadas. Ratas y toda clase de bichos corrían por todas partes. Entonces me quedé horrorizado: empezaron a salir niños y niñas que dormían enterrados en la basura. Casi no sonreían. Devoraban los bocatas que habíamos preparado», rememora. Y entonces surgió la solución. Consiguieron un gran autobús que pintaron de vivos colores y le pusieron de nombre «la Escuelita del Cielo». «El primer día fue solemne. Lo adornamos con globos y serpentinas. Los niños estaban alucinados; nunca habían visto nada igual», explica. «Allí hacíamos un poco de todo: distribución de ropa y medicamentos, asistencia sanitaria, apoyo escolar...», agrega. Así nació la Ong del sacerdote catalán: «Provocando la paz», que es también el título de su primer disco.

A algunos les cuesta digerir la mezcla de sacerdote con rockero: «Yo me quedo con Antonio Machín; lo de este cura es escandaloso», han llegado a decir de él. Pero ahí sigue el padre Jony, con sus giras, sus conciertos y sus misas.