Los hechos ocurrieron a principios de este mes. Ante el asombro de muchos católicos que habían acudido a una misa previa a una manifestación pro vida, el obispo auxiliar de Salzburgo, monseñor Andreas Laun, aseguró a los presentes durante la homilía que, lamentablemente, no podría acudir a la cita.

El cardenal de Viena, Christopher Schönborn, le había llamado por teléfono para decirle que no quería que participara en una protesta, organizada por varios grupos, y que trataba de dar respuesta a la decisión del alcalde de la capital austriaca de «celebrar» el trigésimo aniversario de la apertura de un establecimiento abortista. Esta postura, contrasta con la carta que el propio cardenal envió al alcalde, reprochándole su apoyo a la efeméride.

Según ha reportado la agencia Life Site News, monseñor Laun, que es conocido por su determinación en el apoyo a la causa pro vida, confesó haberle replicado al cardenal que no era un asunto para discutir por teléfono, al tiempo que comunicó a los fieles que, de acuerdo con el derecho canónico, debia obedecer al cardenal. «Hay una bendición en todas las formas legítimas de obediencia en la Iglesia», añadió.