«Esa tarde se me presentó la oportunidad de predicar mi primer sermón a una de las bandas. Traté de que no fuera complicado; simplemente les dije que eran amados. Se les amaba tal y como eran, allí, entre las botellas de vodka y en medio de la aburrida búsqueda del placer sexual. Dios sabía lo que buscaban cuando caían en estos vicios, y Él anhelaba ardientemente que hallaran lo que realmente buscaban: el estímulo y el regocijo interior. Pero ese estímulo no podía proceder del alcohol barato en un frío sotano. Dios tenía esperanzas de mucho más elevadas para ellos». Así comenzó la andadura del pastor evangélico David Wilkerson entre las violentas pandillas juveniles de hispanos en el barrio neoyorquino de Brooklyn, que  relata en su best-seller «La cruz y el puñal».

«Puedes cortarme a trozos»

Se trataba tan sólo del inicio de una inmensa obra que el pastor evangélico desarrolló por todos los Estados Unidos. En una ocasión, Wilkerson conoció a Nicky Cruz, el líder de los «Mau Maus», una de las bandas más peligrosas de la Gran Manzana. El encuentro fue de todo menos grato: el joven portorriqueño sacó su navaja y le amenazó. El pastor evangélico le miró a los ojos y le dijo con suavidad : «Puedes cortarme en miles trozos y esparcirlos por la calle. Pero cada uno de ellos gritará que Dios te ama. Y nunca podrás escapar de eso». Efectivamente, Nicky no pudo escapar. Tras un largo y doloroso proceso para abandonar las drogas, Cruz se convirtió en pastor evangélico y se dedicó al mismo ministerio que su «maestro». El ex pandillero continúa con su labor de rescatar a jóvenes de la calle y de las drogas, como narra en su libro «¡Corre, Nicky, corre!», del que se han vendido más de 12 millones de copias. 

Pero no es necesario «cruzar el charco» para encontrar testimonios similares. En Barcelona, por ejemplo, el padre Joan Cabot, párroco de Nuestra Señora de Lourdes, trabaja desde hace algunos años con los Latin Kings. El sacerdote catalán ha logrado que decenas de estos jóvenes cambien la violencia por talleres de formación profesional, por competiciones deportivas, por sesiones de grabación de música e incluso producciones documentales.

Melody Jaramillo, una ex Latin Queen (la rama femenina de  la banda) reconocía recientemente la labor de Joan Cabot. «Gracias a él, han cambiado la forma de pensar y actuar de los Latin Kings en Cataluña», aseguraba. Además, se comprometió a «luchar para integrarnos en la sociedad y ser aceptados plenamente, sin discriminación».