Nada menos que 700.000 hebreos fueron salvados por la acción caritativa de la Iglesia son las cifras que manejan los historiadores del «Pueblo Elegido» para demostrar la gran altura moral y humanitaria del Papa Pacelli. Una declaración de un prestigioso historiador hebreo ha sacudido de nuevo el debate sobre la actuación de la Iglesia durante el Holocausto: «Durante el siglo XX el pueblo judío no tuvo un amigo más grande», ha declarado David Dalin (en la foto), para a continuación afirmar: «Durante la Segunda Guerra Mundial, Pío XII salvó más vidas de judíos que cualquier otra persona, incluso más que Raoul Wallenberg o Oskar Schindler».

- Usted ha calificado de revisionistas a los historiadores que han criticado al Papa Pío XII, ¿por qué?
 - Hoy día existe una nueva generación de periodistas empeñada en desacreditar los documentados esfuerzos de Pío XII por salvar a los judíos durante el Holocausto. Esta generación se ha inspirado en la obra teatral «El Vicario», de Rolf Hochhuth, que no tiene valor histórico, pero que lanza polémicas acusaciones contra este Papa. Sin embargo, los detractores de Eugenio Pacelli ignoran o eliminan el estudio iluminador de Pinchas Lapide, quien fue cónsul general de Israel en Milán y que había se había encontrado con muchos judíos italianos que sobrevivieron al Holocausto. Lapide documenta cómo Pío XII favoreció la salvación de al menos 700.000 judíos de manos de los nazis. Ahora bien, según otro cálculo, esta cifra se eleva a 860.000.

Tergiversaciones
- ¿Qué es lo que hizo el Pío XII a favor de los judíos?
 - Tenemos mucha documentación que demuestra que no se quedó ni mucho menos en silencio, es más, habló en voz alta contra Hitler y casi todos vieron en él a un opositor del régimen nazi. Durante la ocupación alemana de Roma, Pío XII dio secretamente instrucción al clero católico para que salvara a todas las vidas humanas posibles, con todos los medios. De este modo, salvó a miles de judíos italianos de la deportación. Mientras el 80 por ciento de los judíos europeos murieron en aquellos años, el 80 por ciento de los judíos italianos fueron salvados. Sólo en Roma, 155 conventos y monasterios ofrecieron refugio a unos cinco mil judíos. En un cierto momento, al menos tres mil se salvaron en la residencia papal de Castel Gandolfo, librándose así de la deportación en los campos de concentración alemanes. Siguiendo las directas instrucciones de Pío XII, muchos sacerdotes y monjes favorecieron la salvación de centenares de vidas de judíos, poniendo en peligro su misma vida.
 
- Pero el Papa nunca denunció en público las leyes antisemitas.
 - Su silencio fue una eficaz estrategia orientada a proteger al mayor número posible de judíos de la deportación. Una denuncia explícita y dura contra los nazis por parte del Papa hubiera sido una invitación a la represalia, y hubiera empeorado las disposiciones hacia los judíos en toda Europa. Ciertamente podría preguntarse: ¿qué podía ser peor que el exterminio de seis millones de judíos? La respuesta es sencilla y terriblemente honesta: el asesinato de otros centenares de miles de judíos. Los obispos católicos que procedían de los países ocupados aconsejaron a Pacelli que no protestara públicamente contras las atrocidades cometidas por los nazis.

Tenemos pruebas de que, cuando el obispo de Münster quiso pronunciarse en contra de la persecución de los judíos en Alemania, los responsables de las comunidades judías de su diócesis le suplicaron que no lo hiciera, pues hubiera provocado una represión más dura contra ellos».