“Mi vida es del Señor, lo sé, y si soy libre no es casualidad. Dios me había confiado una misión. Y mi historia no será inútil porque ayudará a otras personas [que están sufriendo] como yo y, quien sabe, a lo mejor les evita la muerte”, se lee en Por fin libre, el libro de la cristiana paquistaní AsiaBibi en el que cuenta su cautiverio y liberación.

Asia Bibi, cristiana, analfabeta, mujer tenaz, pasó 9 años cautiva y amenazada de muerte en Pakistán, condenada por la injusta ley de la blasfemia del país. Finalmente absuelta y viva, en parte, gracias a la atención mediática de su caso, se encuentra estos días en París donde ha pedido asilo político a Francia.

En un encuentro con Ayuda a la Iglesia Necesitada - ACN, Asia Bibi ha admitidos que, en parte, “gracias a los medios de comunicación sigo viva”.

Un libro para dar testimonio de fe

Asia Bibi se muestra cansada ante las numerosas entrevistas y reuniones de protocolo que tiene estos días, entre las que se encuentra la presentación del libro ¡Por fin libre!, editado en España por Homo Legens, en colaboración con ACN. 

“Nunca imaginé que me haría famosa”, ha señalado con una discreta voz. Ahora ella ha decidido ayudar a otros acusados injustamente por la ley de la blasfemia en su país.  “Durante mi detención, he sostenido la mano de Cristo, es gracias a Él que he permanecido en pie. ¡No tengáis miedo!”, dice a todos los cristianos.

Seguir combatiendo la abusiva y cruel 'ley antiblasfemia'

Una mera acusación de blasfemia por parte de unos vecinos musulmanes, sin sustancia alguna, bastó para atrapar a Asia Bibi en 9 años en prisión bajo la constante amenaza de ser ejecutada por el Estado... o por integristas o asesinos a sueldo si lograban acceder a ella.

En Pakistán se invoca a menudo la ley antiblasfemia para resolver simples disputas vecinales y eso tiene consecuencias nefastas, pues los acusados (que suelen ser pobres, analfabetos y no musulmanes -hindúes o cristianos-) pueden ser linchados por furiosas turbas o simplemente “desaparecen” en prisión.
 
La cobertura mediática del caso de Asia Bibi la salvó de este destino. Absuelta en apelación por la Corte Suprema pakistaní el 31 de octubre de 2018, finalmente pudo, tras muchas vicisitudes, refugiarse en Canadá el 8 de mayo de 2019, gracias a la presión internacional. 

Ahora existe una “jurisprudencia Asia Bibi” que permite a los acusados de blasfemia volverse contra sus acusadores. La ley antiblasfemia todavía existe en Pakistán, pero ahora se corre un alto riesgo cuando se recurre a ella para perjudicar a alguien.

Asia Bibi tuvo que dejar su país, al que espera regresar algún día: “¡Esa es mi patria, yo amo apasionadamente a Pakistán!”, asegura para recordar la antigüedad de los cristianos paquistaníes: “Somos cristianos desde hace más de mil años”. Fue bautizada a los ocho años y vivió una fe sin problemas durante su infancia. “Solía jugar con mis vecinos musulmanes, no había una separación”, añade.

Asia Bibi con su familia y su título de ciudadana honoraria de París: fue declarada tal en 2014, aún en prisión; ahora, en Francia, lo ha recogido

Quiere vivir en Francia

Asia Bibi recibió el 25 de febrero la ciudadanía honorífica de manos de la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, que le fue conferida ya en 2014 cuando aún estaba en prisión. Pudo recoger un diploma con el título acompañada de su marido y sus dos hijas.

Ahora desea encontrar refugio en Francia: “He encontrado mucho amor aquí, creo que me encontraría bien entre vosotros”. Junto con la periodista francesa Anne-Isabelle Tollet ha contado su historia en el libro ¡Por fin libre! (Homo Legens), en la que relata su resistencia al fundamentalismo islámico.

Imágenes de Asia Bibi recibiendo la ciudadanía honoraria de París de manos de la alcaldesa