El Papa Francisco anunció durante su vuelo de Sri Lanka a Filipinas, hablando con los periodistas en el avión, que declarará como santo de la Iglesia católica al franciscano mallorquín Junípero Serra Ferrer, evangelizador y defensor de los indígenas en México y California, donde fundó en el siglo XVIII nueve misiones que darían origen a sus grandes ciudades actuales.

El Papa adelantó que quiere presidir él mismo la ceremonia de canonización en su viaje de septiembre a Estados Unidos. No dió más detalles de la fecha y el lugar, pero el motivo del viaje es el Encuentro Mundial de las Familias en Filadelfia, por lo que la ceremonia podría tener lugar en esta ciudad.

Otra posibilidad es que decidiera añadir una etapa de su viaje con parada en la costa pacífica del país. La tumba de Junípero Serra está en la basílica de la Misión de San Carlos en California, cerca de la localidad de Monterey.


Fray Junípero Serra es venerado actualmente como beato en la Iglesia. El milagro que permitió la beatificación por Juan Pablo II en 1988 fue la curación médicamente inexplicable de un lupus de una religiosa franciscana en la ciudad de San Luis, la hermana Mary Boniface Dyrda. La curación tuvo lugar en 1960, se demostró permanente con el paso de los años y ella pudo acudir a Roma 28 años después a la beatificación.


En cambio, el Papa ha decidido canonizar a fray Junípero sin requerir un segundo milagro, una decisión que está aplicando a muchas figuras durante su pontificado, bajo la categoría de "canonizaciones equipolentes".

Francisco lo explicó así en el avión: “Cuando desde hace mucho tiempo un hombre o una mujer son beatos y se cuenta con la veneración del pueblo de Dios, y de hecho son venerados como santos; no se hace el proceso sobre el milagro”.

Recordó que ha decidido echar mano de esa potestad como Papa para canonizar "sin segundo milagro" a personajes históricos como Angela de Foligno (mística y terciaria franciscana del siglo XIII), el jesuita Pedro Fabro, el jesuita canario José de Anchieta, fundador de Sao Paulo, y el misionero indio José Vaz, evangelizador de la antigua Ceilán, que canonizó el miércoles en Sri Lanka ante cientos de miles de personas.


Nacido en Petra, en Mallorca, en 1713, fray Junípero embarcó en Cádiz y llegó a México en 1749. Sirvió en Ciudad de México y en una misión en la Sierra Gorda de Querétaro.

En 1767, ya mayor y con achaques y dolores físicos, acompañado de 16 frailes, partió a California donde fundó 9 de las 21 misiones que los españoles levantaron en la zona. Los misioneros que les habían precedido habían muerto flecheados por los apaches.

Fray Junípero murió por enfermedad el 28 de agosto de 1784: en esa fecha los nueve asentamientos por él establecidos acogían a casi 6.000 nativos, la mayoría bautizados.

El Capitolio de Estados Unidos y el de California cuentan con monumentos que recuerdan y reconocen su figura.


Ya con motivo de la beatificación se estableció un debate sobre la época que vivió, la moralidad del sistema de misiones españolas en California en el s.XVIII y la responsabilidad del beato. No fue un debate menor, sino bastante mediático, con libros y análisis de historiadores, pero la Causa de los santos, que declaró haber examinado los argumentos de los críticos, consideró que las acusaciones contra la persona concreta de Junípero no tenían base ni pruebas.

En Mallorca, México y California, donde transcurrió su vida, se han sucedido ahora las reacciones de alegría por el anuncio del Papa.