(R.B./ReL) A pesar de que Alejandro Amenábar ha explicado en Cannes durante la presentación de «Agora», su última película, que «va en contra del fundamentalismo» y no contra el cristianismo, el oscarizado director, que volvió a manifestar su ateismo, expuso que la cinta se desarrolla en «el momento en que el cristianismo dejó de perseguido y pasó a ser perseguidor». Los episodios históricos a los que se refiere Amenábar en la cinta son los relativos a la matemática Hipatia, interpretada por Rachel Weisz, última directora de la Biblioteca de Alejandría, que fuera asesinada a causa de las tensiones entre dos importantes poderes en en año 415: el orden antiguo, simbolizado por el gobernador Orestes, defensor del imperio greco-romano y de la emergente comunidad judía; y el poder cristiano en expansión conducido por Cirilo, Patriarca de Alejandría. Los motivos, pues, fueron más de carácter político y temporal que confesional. La protagonista de la película, que ha contado con un presupuesto de unos 50 millones de euros, también expuso en la presentación de la cinta que «la gente sigue matando en nombre de Dios y las mujeres son tratadas como ciudadanos de segunda clase», cuestión que, para el director español tiene «muchas conexiones con el presente». Tras la reciente presentación de la versión cinematográfica de la novela de Dan Brown «Ángeles y demonios», «Ágora» se presenta como firme candidata a disputarle el trono de cine antirreligioso.