(Zenit/ReL) Dirigiéndose a los enfermos, algunos de ellos en sillas de ruedas, les propuso: "sumergid vuestros sufrimientos en el misterio de amor de la Sangre del Redentor, contemplado con especial devoción por la gran santa de Siena". Por último, dirigiéndose a los recién casados, algunos de ellos venidos con sus trajes de boda, les aconsejó: "con vuestro amor recíproco y fiel, sed signo elocuente del amor de Cristo por la Iglesia". La pasión por Cristo y la Iglesia hizo que Catalina de Siena, con tan sólo 29 años, viajara a Aviñón, donde en esa época los Papas habían trasferido su residencia, y convenciera a Gregorio XI de que tenía que regresar a Roma. Murió a los 33 años, repitiendo las palabras de Jesús: "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu". A pesar de que en su infancia había sido analfabeta, sus obras, que en buena parte dictó, son consideradas como clásicos del