A lo largo de la última semana, los talibanes han avanzado sobre Afganistán apoderándose de todas las ciudades por las que pasan. Con la toma de Herat y Kandahar este jueves, así como de las provincias de Ghor, Logar y Uruzgan el viernes, consolidan su avance hacia Kabul y 17 capitales regionales –la mitad de las 34 del país- se encuentran bajo la bandera blanca del ansiado emirato talibán.

Después de que a principios de mes el presidente de los Estados Unidos George Biden anunciase la retirada de las tropas estadounidenses en suelo afgano, el ejército regular de la república asiática ha quedado mermado, lastrado por una compleja guerra de guerrillas.

Miedo y estragos entre los cristianos de Kabul

Ali Ehsani, refugiado afgano y autor del libro que relata el horror de los talibanes –Esta noche miramos las estrellasrelata a Asia News que en los años 90, de la noche a la mañana y con solo ocho años, se encontró con su casa destruida y despojado de sus padres, que le habían hablado de Jesús, a pesar de las mil recomendaciones de no decir nada a nadie.

Décadas después, el avance talibán comienza a generar estragos en la capital, todavía libre, especialmente sobre los cristianos. Ehsani menciona el caso de una familia que perdió a su padre hace dos días. “Salió de su casa y jamás regresó. Seguramente descubrieron que era cristiano y lo golpearon. Su mujer y sus cinco hijos ahora tienen más miedo y se mueven de una zona a otra. Quieren salir del país pero no tienen a nadie que les ayude. Estoy buscando un canal humanitario que se mueva por ellos, quisiera dar a conocer esta historia al Papa Francisco”.

Los cristianos llevan años siendo una minoría en la capital, Kabul, pero Ehsani advierte de que el ambiente está enrarecido. “En los últimos 15 días, el clima ha cambiado y ahora sienten que están en peligro”.

Informe sobre el avance de los talibanes hacia Kabul sin prácticamente resistencia. 

Niñas cristianas "regaladas" a los guerrilleros

“Para mí, ver lo que ocurre en Afganistán significa revivir y aceptar las heridas de mi vida”, añade Ali Ehsani. Recuerdo que en la capital, los otros niños, para asustarme, decían: `Vamos a llamar a los talibanes´. Hoy veo cómo destruyen la vida de personas que no tienen nada, cómo degüellan a sus familiares: ¿Qué clase de humanidad es ésta?” se pregunta.

Mientras el gobierno central se encuentra inoperante, incapaz de hacer frente a la amenaza, relevantes potencias del escenario internacional –Pakistán, Rusia e Irán– conceden abiertamente su apoyo logístico y armamentístico a los talibanes.

Los cristianos comienzan a sufrir la devastación en las plazas ocupadas por los talibanes: ordenan a las niñas mayores de 14 años que se presenten para ser “regaladas” a los guerrilleros. “La comunidad internacional no puede permanecer indiferente, debe actuar con sanciones contra los que apoyan a los talibanes. En Afganistán, todas las personas tienen que poder vivir en paz, con la libertad de expresar su fe”, demanda Ehsani.

Esa fe que él recibió precisamente en Kabul. “Mis padres siempre ponían un plato más en la mesa, para los huéspedes. Yo les decía: `Somos pobres, ¿cómo vamos a invitar a alguien a comer?´ Y mi padre respondía: `Jesús compartía todo con los demás. Somos cristianos´.