Aunque las autoridades chinas están reforzando en los últimos años la persecución contra las comunidades cristianas no oficiales (es decir, no controladas desde la Administración), y se detiene a obispos disidentes, se destruyen cruces de templos demasiado visibles y se refuerzan controles sobre las iglesias católicas y protestantes, China también experimenta una gran apertura comercial al mundo, y sus aeropuertos más internacionales y comerciales cuentan con capillas y salas de oración diseñadas para cristianos, musulmanes y personas de otras religiones.

Así, la agencia Fides describe cómo es la nueva capilla, recién abierta, en el aeropuerto internacional de Shen Zhen, en una zona de libre comercio en el sur de China: 30 metros cuadrados de superficie, decoración sencilla, bancos para sentarse y  copias de la Biblia disponibles para que los pasajeros puedan permitirse un momento de oración o meditación. 

En una China oficialmente comunista pero volcada en el materialismo consumista más radical y a menudo exhibicionista (con 16 millones de familias millonarias, y cada vez más), la señal de "sala de oración" en el aeropuerto brilla como un oasis espiritual.



La prensa china, citada por Fides, proclama: “La apertura de la sala de oración es una señal de reconocimiento hacia la cultura cristiana, de respeto hacia los invitados internacionales, facilitando así sus necesidades morales y espirituales. Al ser una ciudad con una gran afluencia de extranjeros, la iniciativa también contribuye a un conocimiento de la cultura cristiana, promoviendo la evangelización”.

Aeropuertos con estas salas son el internacional de Pekín (con dos salas), el Aeropuerto Internacional de Shuang Liu Cheng Du, capital de la provincia de Si Chuan; el Aeropuerto Internacional de Xian Yang de Xi An; el de Kun Ming, capital de la provincia de Yun Nan; o el aeropuerto internacional de Ordos, en la Mongolia Interior.