El pasado 2 de abril murió el anciano obispo emérito de Yujiang (China), Thomas Zeng Jingmu, con 96 años de edad.

Por pertenecer a la Iglesia clandestina, fiel a Roma y no controlada por el Partido Comunista, fue encarcelado decenas de veces: en total, pasó 23 años en prisión.

Un par de días antes de su muerto sufrió una caída, se golpeó la cabeza y fue hospitalizado. Los funcionarios del gobierno local impidieron a fieles y amigos visitarlo en sus últimos momentos, aislándolo en su habitación. Una vez fallecido han permitido 4 días de exposición de sus restos, en vez de los 8 que pedía la comunidad cristiana para poder despedirlo. El funeral es el 6 de abril.


Capilla ardiente del obispo Zeng Jingmu en una casa particular

Un fiel que ha visitado la capilla ardiente del difunto declaró a la agencia misionera AsiaNews: "El obispo Zeng fue un verdadero testigo de Cristo, durante toda su vida. Siempre he estado muy impresionado con su fe y su pobreza, tanto material como espiritual. Ahora espero que la Iglesia de Jiangxi puede estar unida".

Zeng Yujiang nació en 1920, entró en el seminario a los 10 años, fue ordenado en 1949 y consagrado obispo en secreto. Pasó cerca de 23 años en prisión en distintas etapas desde la Revolución Cultural por negarse a unirse a la Asociación Patriótica Católica China. En 2000 ingresó en la orden de los dominicos y en 2012 se jubiló.

Dos diócesis: la oficial y la clandestina
En la diócesis hay hoy dos obispos, uno clandestino y otro con un estatus "comprometido", en teoría dócil a las autoridades gubernamentales.

El obispo clandestino, sucesor de Zeng Yijiang, es Juan Peng Weizhao, educado en la comunidad clandestina, ordenado en 2014, detenido en mayo de ese mismo año y liberado en noviembre, aunque bajo estricta vigilancia policial.

La iglesia "oficial" de Jiangxi la guía Juan Li Suguang, desde Nanchang, ordenado en 2010. Ha participado en ordenaciones ilícitas y parece dispuesto a obedecer las instrucciones de la Asociación Patriótica con la que el gobierno controla las comunidades católicas.

En Yujiang abundan los fieles y sacerdotes católicos clandestinos. Las autoridades provinciales rara vez permiten a los extranjeros visitar lugares locales de culto, y a menudo asignan a los turistas un "guía" (es decir, un espía controlador) que los acompaña a donde quiera que vayan. Entre los fieles clandestinos y los oficiales se calcula que hay unos 15.000 católicos en la diócesis.

En este vídeo de Ayuda a la Iglesia Necesitada, un sacerdote de la iglesia clandestina en China explica como atiende diversos pueblos