Claretianos, salesianos, jesuitas, órdenes femeninas de religiosas... han llenado el mundo de escuelas y colegios. Las escuelas católicas tienen prestigio en países insólitos: acuden a ellas multitud de musulmanes en Pakistán o Jordania, de hindúes en India o Nepal, taoístas y agnósticos en Taiwán, e incluso en países comunistas como Vietnam se permiten algunas.
 
Pero en Rusia no hay. Por alguna extraña dejación, órdenes religiosas que han abiertos escuelas en países musulmanes y comunistas ni lo intentan en Rusia, un país de 143 millones de habitantes que ocupa una sexta parte de las tierras emergidas. 
 
Sin embargo, toda regla tiene su excepción: sí hay una escuela infantil católica en Rusia, más en concreto en Siberia, en Novosibirsk. Tiene 22 años de historia, se abrió 5 años después de la caída del Muro de Berlín, en 1994, como una especie de experimento cauteloso: clases para niños de un curso en un piso privado, a cargo de unos franciscanos. Y al año siguiente, otro curso. Y así fueron ampliando.
 
Cada vez que alguien denuncia la anomalía de que en Rusia no haya escuelas católicas, no falta quien responde que sí las hay, que ahí está la de Novosibirsk. Es la única. Una especie de "quitamultas". Hay rumores de una academia católica de secundaria en Tomsk, también en Siberia, y en algunos lugares hay guarderías católicas semiformales para niños pequeños. Pero esta es la única escuela infantil reglada.
 
El director de la escuela desde su fundación, el sacerdote franciscano Corrado Trabucchi explicó en el “Periódico Católico Siberiano” (sib-catholic.ru) como surgió la escuela, la única de fe católica en miles y miles de kilómetros. Con él están otros dos franciscanos y los profesores, laicos asalariados.

Fray Corrado Trabucchi con con una de las visitantes de la escuela


Fray Corrado recuerda que "la tradición misionera franciscana tiene su regla: al lado del templo siempre ha de haber una escuela. No una escuela dominical, sino una de enseñanza general con todas las asignaturas donde los niños estudian idiomas, matemáticas, historia, todas las disciplinas escolares. Eso se debe a que a menudo en los territorios de las actividades misioneras franciscanas el colegio era del todo inaccesible para muchos niños. Por eso la organización y mantenimiento de una escuela era una parte del servicio misionero de los franciscanos, su obra de misericordia. En Rusia, gracias a Dios, no hay problemas con el acceso a la enseñanza para niños. Pero surgió la idea de organizar una escuela específica para los hijos de los católicos. En aquellos años 90 ya había muchos parroquianos, aún era bastante numerosa la comunidad de los alemanes católicos de Rusia. Y se presentó la oportunidad de organizar una auténtica escuela católica para sus hijos y nietos".
 
Al principio había sólo una clase. "A veces nos traían niños, como los llaman ahora, con ´capacidades limitadas´. En 1995 nos concedieron el edificio que hasta ahora utilizamos. En agosto de 1995, pasado un mes de mi estancia en Rusia, me telefoneó desde Roma el general de mi Orden: ´El hermano que se ocupaba de la escuela  tiene que trasladarse a Kazajstán donde comienza la construcción de un nuevo templo. Estaría bien si tú aceptaras encabezar la escuela. ¿Te atreves?´ Y acepté. A lo mejor porque era un ingenuo. Aunque desde siempre me había gustado el olor al colegio, un tiempo soñé con trabajar en una escuela. Nunca tuve problemas con los niños", recuerda Corrado.
 
Pronto fue preparando un equipo, logró ayuda financiera para pagar a los  maestros y empezó a hacer rehabilitar el edificio. 


"Se impartían las clases. Luego teníamos un pequeño recreo de oración. Arreglamos una pequeña estancia como capilla, con una cruz, unos iconos. Hoy los niños pueden entrar por su cuenta para encender una vela por alguna intención. Tienen una buena posibilidad de orar, rezar un padrenuestro o pedir por algún ser querido fallecido. Eso significa que desde el principio iban a sentir la oración. Tendrían la oportunidad de conocer la vida cristiana y estudiar las Sagradas Escrituras", señala.
 
El nivel de cultura religiosa en Novosibirsk es muy escaso y la inmensa mayoría de los niños no saben casi nada de religión al principio.
 
"Cuando vienen los niños a menudo no saben quién es Jesucristo. Siempre hago un pequeño experimento. En nuestra aula para la catequesis hay un crucifijo. Y yo les pregunto a los más nuevos: “¿Quién es Él?” No lo saben. Es comprensible, ¡cómo lo pueden saber! Pero luego, poco a poco, ya saben bastante para explicarlo a los demás con tranquilidad".


Típico primer día de clase en la Escuela Franciscana de la Navidad de Novosibirsk, con ramos para los maestros y lazos en el pelo


Esta escuela católica tiene una licencia estatal específica. Prácticamente es una ley para ella sola, que la autoriza para expedir el diploma oficial correspondiente a los estudiantes. "Antes teníamos que renovar la licencia cada cinco años. Pero desde 2011 nos la renovaron por 12 años. Podemos decir que hemos ganado nuestro lugar entre otras entidades docentes. Y vemos que nuestra escuela católica tiene cierta popularidad", señala fray Corrado.
 
Hay que estar atentos, como en todos los países, a las novedades de las autoridades educativas estatales. Y a la tecnología, a los niños con móviles, tabletas, con acceso al ordenador. 
 
Fray Corrado procura además que la escuela mantenga su espíritu franciscano. "Este estilo proviene de San Francisco, de nuestra historia y pedagogía. Por ejemplo, uno de los puntos clave de ese espíritu o estilo es una visión especial de la relación del hombre y la Naturaleza. De allí viene la visión muy positiva de todas las ramas científicas. Todo lo que nos rodea es la creación de Dios y es buena. Se necesita tomar en serio y con razonamiento profundo su vida interior: preguntarse por quién soy yo. Ser persona que, de acuerdo a la tradición griega sigue la necesidad de “saber quién eres tú”. Hay que educar y desarrollar tu corazón. Saber alejarse de uno mismo y acercarse a los demás. Respetar a todos porque Dios es Padre Celestial para todos, a pesar de la diferencia de los idiomas, color de la piel y forma de los ojos". 


La escuela no es sólo para católicos, sino que ofrece una educación cristiana general y enseña a los niños a respetar a las personas de otras religiones. "En nuestra escuela estudian niños de las familias musulmanas cuyos padres estuvieron de acuerdo en confiarnos la enseñanza de sus hijos. Yo precisamente imparto la asignatura de religión. Y con los niños descubrimos que los textos bíblicos tienen algo en común con el Corán. En un principio, tiene de todo: si hablamos del profeta Elías, o de Moisés, si estudiamos la historia sagrada del Antiguo Testamento, si hablamos de María o los ángeles… Por eso nuestras diferencias religiosas no nos molestan. Al revés, yo miro cómo reaccionan los niños. Y todos juntos aprendemos a respetarnos".
 
Hay una oración conjunta para todos los niños cada día. "Rezamos obligatoriamente cada día durante cinco minutos. Porque la escuela católica tiene sus tradiciones cristianas. Y por eso todos juntos recitamos el Padrenuestro. El que no quiera orar con la oración del Señor, puede orar con sus palabras, hablar con Dios con un rezo propio".
 
A veces Fray Corrado pregunta a alguien, niño o adulto: “¿vas a tu iglesia los domingos?” La mayoría de los niños son ortodoxos, pero muchas familias no son practicantes. "Si sé que alguien no está bautizado le pregunto “¿Cuándo te bautizas?” Y se ve que ellos, o al menos sus padres, entienden que si se posicionan como ortodoxos, tienen que hacer algo al respecto”.


La escuela también celebra todas las fiestas importantes, sean laicas o religiosas. "Sobre todo, la Navidad (en honor de la que se llama nuestro colegio). Luego, el Día del Maestro. Por supuesto, el día de San Francisco, por algo es una escuela franciscana. El día del Saber". Quieren celebrar un Día de la Naturaleza, ligada al amor de San Francisco por la Creación y a la encíclica Laudato Sii´ del Papa. En Navidad (la Navidad católica, que no coincide con la ortodoxa) siempre reciben invitados, y les visita el obispo. 
 
La escuela -como la mayoría en Rusia- presta mucha atención a la educación patriótica. La bandera, el escudo, el himno de Rusia… Lo cantan todos juntos cada lunes, en la escalera central grande. Pero fray Corrado les enseña ese día banderas de otros países. "Entienden que Rusia es un gran país, pero que vive con otros países en nuestro planeta Tierra". 
 
También se celebran los días de los grandes santos rusos, como San Sergio de Radonezh y San Serafín de Sarov. "Celebramos el milenio de la muerte de San Vladimir, que bautizó Rusia. Tenemos el deber de rezar por los gobernantes del país y de nuestra ciudad de Novosibirsk. Y no hay nada raro en eso… A veces tengo la impresión de que la gente no ama su país. No está bien. Yo soy de la pequeña Italia, ahora estoy aquí y estoy muy contento de trabajar aquí. Pero amo mucho mi pequeño país. Allí donde uno ha nacido, se quedan unos elementos invisibles pero muy importantes para su vida". 


También se recuerda a los santos Cirilo y Metodio en el Día de la Escritura y Cultura Eslavas. "En la planta baja de nuestro colegio en una pared está el alfabeto ruso. Entre sus letras podemos encontrar las que procedes de la antigua glagólitsa, del abecedario cirílico, del griego… Leemos en griego con los niños: “Ἐν ἀρχῇ ἦν ὁ λόγος, καὶ ὁ λόγος ἦν πρὸς τὸν θεόν, καὶ θεὸς ἦν ὁ λόγος” – “En el principio era el Verbo y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios”… Y así los niños saben que el idioma ruso tiene algo en común con el alfabeto griego. Otra vez estuvimos conociendo el alfabeto hebreo. Como les contaba cosas de la Biblia, que es el texto de las Sagradas Escrituras que tenemos que leer toda nuestra vida. Por eso en el cuarto curso regalé una Biblia a cada niño. Y durante el año lectivo leemos uno u otro fragmento bíblico, lo meditamos. Hasta intentamos leer la Biblia en hebreo: מִן אַוְולָא בְּרָא יְיָ יַת שְׁמַיָא וְיַת אַרְעָא. Explicando cómo se lee cada letra. Pueden olvidar el significado de las palabras extranjeras, pero no olvidarán las sensaciones que experimentaron. Si ven un libro en hebreo saben que hay que leerlo al revés. Eso queda.  Si Dios quiera, alguno de ellos en el futuro estudiará la Biblia en serio".
 
Más aún: "en el cuarto curso leen el Evangelio en eslavo eclesiástico. Les interesa mucho… ¡y a mí! Encontré unos libros de texto infantiles del eslavo eclesiástico. ¿Para qué lo queremos? Porque cuando hablamos de un icono y vemos sus inscripciones, podemos leerlas. Y los niños las descifran, captan ese idioma con mucha facilidad. En el culto católico tenemos el Cirio Pascual con sus letras alfa y omega y llamo la atención de los alumnos por esas letras griegas".
 
La escuela tiene un nivel de inglés muy alto, y profesores que desarrollan la especialidad por la que sienten más vocación y predilección. 



La financiación es un problema. Se mantiene con viajes de fray Corrado a Italia donde logra donativos de amigos y parroquias, como apadrinamientos y becas. "Alguna ayuda nos prestó Cáritas. Pudimos rehabilitar la cocina y comedor escolar gracias a la fundación Renovabis. Pero si necesitamos realizar una reforma integral en el colegio, necesitaríamos una financiación seria. Así, hace poco nos ayudaron Cáritas de Alemania y la organización Ayuda a la Iglesia Necesitada. Tuvimos que reparar el tejado que estaba en un estado precario". 
 
Los padres de los alumnos sólo pagan la alimentación escolar. El Estado paga una pequeña ayuda pública. Pero el 80% de la financiación viene de los esfuerzos de patrocinadores que en el extranjero consigue fray Corrado.
 
"Tenemos niños cuyas familias están materialmente muy mal. Algunos viven sólo con la abuela o con una tía. En cualquier caso, la interrelación con los mayores y padres es muy importante. Porque la escuela les ayuda a los padres. Pero los padres, a su vez, en su medida individual han de ayudar al colegio. Tenemos que trabajar unidos", añade. 


Fray Corrado explica que "para los niños soy el abuelo. Como en una familia. El abuelo les ama a todos, no regaña. Con los niños uno tiene que ser paciente como un abuelo, dispuesto a bromear… Es importante que el niño esté ocupado. Si están ocupados, no tendré que castigar a nadie. O jugamos, o fabricamos o aprendemos algo. Un niño ocioso comienza a hacer travesuras".
 
De fondo, hay una apuesta por el sentido espiritual del niño y del hombre. "Nuestras celebraciones, nuestras oraciones comunitarias, nuestras alegrías comunes sirven para que, hablando de religión, no digan que es opio. Al revés, sabrán que la religión le da al hombre su fuerza espiritual, inspiración, valentía y libertad. Ahora conocemos mejor nuestra historia: el Antiguo o Nuevo Testamento. La historia del hombre y sus relaciones con Dios. Además, educamos el respeto hacia otras religiones, el judaísmo, el islam. Todo eso lo considero puntos fuertes". 


Como herramientas educativas, Corrado promueve la sorpresa (que se ve en la hermosura) y el teatro ("porque el drama necesita acción, hay que hacer algo"). Así, en invierno, el día de San Nicolás, les visita el padre Gracián, disfrazado, con su barba y saco. Y los niños le reciben con una representación teatral. "Sólo después, a través de la sorpresa, interés y acción, se puede comenzar a enseñar la lógica".
 
Corrado asegura que "en la escuela, los pedagogos nacen del amor. Lo dijo el famoso pedagogo ruso, Makarenko. He leído su libro “Poema pedagógico”. O el pedagogo georgiano Amonashvili". La escuela, afirma, es su amor.
 
Y tiene un sueño: "Que en Novosibirsk se abra una Universidad Cristiana. Cuando los ortodoxos, católicos, protestantes puedan aunar sus posibilidades y crear una universidad ecuménica".

(Con material de Sib-catholic-ru, traducido del ruso por Tatiana Fedótova)