Nigeria se ha convertido en el país donde más cristianos han muerto perseguidos por su fe.

En la última década los cristianos en el Norte de Nigeria han sido un blanco de los islamistas. Entre 9.000 y 11.000 cristianos han sido asesinados por sus creencias, un gran número de casas han sido destruidas, incluyendo 13.000 iglesias que o bien se han reducido a cenizas o se han cerrado. Más de un millón de cristianos se han visto obligados a marcharse de sus hogares para encontrar un lugar seguro donde vivir.

Así lo explica el informe de la organización Open Doors Internacional junto a la Asociación Cristiana de Nigeria en el informe ‘Crushed but not defeated’ en el que revelan el impacto que ha tenido la violencia contra la iglesia en el norte de Nigeria.

Oficialmente Nigeria es un país laico con una constitución vigente que garantiza la libertad de pensamiento, conciencia y religión. En el sur de Nigeria hay una estabilidad económica, libertad de expresión y una paz relativa a la situación actual. En cambio, las ciudades del Norte son de mayoría musulmana y en los últimos 15 años varios grupos radicales han ido emergiendo con el único deseo de imponer el califato e imponer la sharia (o ley islámica).

En la zona norte la población cristiana ha sufrido marginación y violencia de manera sistemática. Asesinatos, violaciones marginación y discriminación ha llevado casi a la extinción de los cristianos en el norte de país.

Organizaciones terroristas como Boko Haram o la población Hausa, un sector musulmán de gran influencia en Nigeria, han atacado a la gran minoría cristiana sin piedad.

La persecución ha llevado casi a la extinción de cristianos en algunas áreas del norte del país. Se les asesinan en las calles, y las mujeres y las niñas viven en un continuo peligro de ser secuestradas, violadas y asesinadas.  Muchas de ellas son entregadas como esclavas a los militares. Además los islamistas echan a las familias cristianas de sus casas e impiden que vuelvan. Los cristianos, en fin, no pueden tener un negocio propio, ni ir al colegio o a la universidad.

Sin embargo, los cristianos sobreviven.

En el norte de Nigeria han salido a flote, se han mantenido fuertes en sus creencias y han impactado positivamente a muchos musulmanes. Open Doors ha entrevistado a un gran número de cristianos que se han quedado en la zona a pesar del miedo y de las amenazas.

Sus testimonios reflejan que la realidad es muy diferente. Los cristianos han crecido en un 31% desde el 2014, uno de los peores años de la persecución de Boko Haram, de hecho las iglesias han crecido en un 66% tanto en miembros como en visitantes.

Los cristianos han asegurado que su relación espiritual y personal con Dios ha crecido significativamente desde que la persecución se hiciera más notoria. Afirman que ahora han comprendido lo que significa el amor al prójimo y al “enemigo” al que han dejado de tenerle miedo y han comenzado a rezar por ellos. La oración, de hecho, ha aumentado en un 65%.

Uno de los entrevistados afirmaba: “La violencia ha reafirmado mi fe en Dios, los pocos que nos hemos quedado seguimos creciendo espiritualmente, no tendremos odio a nuestros verdugos, el odio solo trae más odio, el islam necesita el amor del cristianismo”, aseguraba.

Los cristianos nigerianos han entendido, según explica Open Doors, que en Nigeria ambas religiones conviven juntas. “Nos necesitamos para coexistir, tanto el norte como el sur formamos un único país, la tensión debe reducirse”, afirma otro de los testigos.

A pesar del trauma que viven en Nigeria, los cristianos solo demandan una cosa: “queremos que se reconozca nuestro derecho de libertad de expresión, no queremos venganza, solo que se acabe el odio y podamos vivir en comunión con el islam”, afirma uno de entrevistados por la asociación.

La valentía de los cristianos nigerianos ha impactado en la sociedad musulmana. A pesar de no poder hablar de sus creencias abiertamente, en África los cristianos son más que los musulmanes, éstos ya no pueden contener la conversión al cristianismo, por eso recurren a la violencia.

Según el sociólogo Massimo Introvigne, fundador de CESNUR, en 1900 se estimaba una población de 10 millones de cristianos en África, pero a día de hoy el sociólogo calcula 500 millones.