El Salmo 90 habla de la brevedad de la vida: "Los días de nuestra edad son setenta años; incluso si en los más robustos son ochenta años, su fortaleza es molestia y trabajo, porque pronto pasan, y volamos".

Pero en nuestra época hay personas que viven más de esos 80 años. Bastantes llegan a los 100, aunque son muy pocos los que superan los 110, especialmente pocos entre los varones.

El japonés Gisaburo Sonobe falleció este viernes, 5 de abril, con 112 años, en Tateyama. Era el varón vivo más anciano del planeta. Pero sólo lo fue durante 2 días. Poco duran las glorias de los hombres. Desde 2022 era el más anciano en Japón: ese galardón lo ha llevado casi 2 años.

Tenía 33 años cuando cayó la bomba atómica en Japón

El martes pasado, 2 de abril, murió su antecesor en el podio mundial de varones longevos: era Juan Vicente Pérez Mora, originario de Venezuela, que tenía 114 años, y en sus últimos tiempos había recibido homenajes y reconocimientos del país.

El anciano Gisaburo vivió más de 41.000 días. Nació en 1912, tenía 5 años durante la Revolución Rusa y 33 años cuando cayeron las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki.

Japón es el país con más personas centenarias, unos 90.000: se considera que tiene que ver con una dieta equilibrada y austera y la práctica regular de ejercicio.

La mujer más anciana, una catalana que conoció a una venerable hace cien años

En lo que respecta a mujeres, la anciana de mayor edad es la catalana María Branyas Morera, de 117 años, que vive tranquila en una residencia de Olot (Gerona).

Maria Branyas, de jovencita y ya como mujer más anciana del mundo:

Es la más anciana del mundo desde enero de 2023, cuando murió la religiosa francesa Hermana André (de nombre civil Lucile Randon). La señora Branyas hace más de 40 años que es viuda y lleva 23 años en la residencia de las Religiosas de San José de Gerona, instituto fundado por la Venerable María Gay Tibau en 1870. Uno de sus méritos únicos es haberse contagiado de Covid-19 sin morir. Tenía 113 años: es la persona más anciana que ha sobrevivido al coronavirus.

Recuerda haber cruzado el Atlántico con 7 años, en plena Primera Guerra Mundial con miedo a los submarinos. Y haber conocido en Bañolas a la venerable Magdalena Aulina (1897-1956), fundadora de las Operarias Parroquiales, a la que recuerda de 1924, ¡hace cien años! "La conocí personalmente. Sólo nos llevábamos 10 años. Con mi amiga Conxita íbamos todos los domingos por la mañana a escuchar las conferencias de Magdalena. Era una mujer singular, de gran personalidad. Tenía las ideas muy claras y hablaba muy bien. Cada día aumentaba el número de personas que colaboraban con ella", recordaba cuando se proclamaron sus virtudes en grado heroico.